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martes, 20 de marzo de 2012

India: Un viaje para los sentidos

¡Namaste amigos! Hoy me he puesto a mirar fotos de nuestro viaje de 2008 por la India, en todos los viajes llevo un pequeño diario donde anoto nuestras andanzas e impresiones. Así que después de recordar este maravilloso tour y leer mis apuntes, me he decidido a escribir una redacción sobre el mismo con el único motivo de mostraros mis impresiones sobre este destino y poder ayudar a los viajeros interesados en la organización de sus viajes a India.
India es un país fascinante, con una cultura y forma de vida radicalmente opuesta a la nuestra. Por este motivo puede ser un destino que maraville a muchos y que decepcione a otros; pero no deja indiferente a ninguno. Por lo que durante mi relato advertiréis momentos de puro entusiasmo pero también de franca desilusión, aunque estos dos aspectos son los que hoy día hacen que recordemos este viaje como uno de los más diferentes, interesantes y enriquecedores de todos los que hemos realizado.
 
Mi marido y yo nos definimos como “viajeros de observación”, es decir, nos gusta conocer otras formas de vida, mezclarnos con la gente local, la naturaleza (nos encanta ver animales), comer lo que se come donde viajamos... en definitiva, nos gusta “curiosear” en lo cotidiano de la realidad diaria del lugar (aunque a veces esto para un turista se hace imposible); no somos viajeros de tours incansables por los monumentos (aunque esto es inevitable en cierta medida para un turista), de visitas agotadoras por todos  los museos o de salir de marcha (formas de viajar que respetamos enormemente, pero que no van con nosotros). Con todo esto quiero decir que la India no es un viaje para todos los gustos viajeros, si eres muy delicado para comer (sólo te gusta la comida española y no probar sabores diferentes), si eres excesivamente escrupuloso (por ejemplo no puedes comer en un mantel dudosamente limpio o ducharte en un baño “alternativo”), si no soportas la suciedad, si eres excesivamente sensible a la pobreza, si te molestan las aglomeraciones, los voceríos, los empujones....definitivamente no viajes a la India porque no es lo tuyo (esto no es una critica a nadie, yo con algunas de estas cosas en determinados momentos lo pasé realmente mal). Ahora bien, si no eres especialmente estricto para comer o dormir en cualquier circunstancia, te gusta la fotografía (India tiene una variedad de colores fascinante que no he visto en ningún otro lugar) y tienes interés por conocer una forma de vida radicalmente opuesta a la tuya siendo consciente del choque cultural que ello supone; cómprate ya el billete de avión y descubre este fantástico país porque volverás maravillado.
Este era un país que siempre estaba en nuestras quinielas de futuros viaje, pero como habréis advertido ya, nos gusta viajar por libre y éste es un destino relativamente complicado para realizar el viaje de esta manera, por lo que siempre terminábamos descartándolo. No es imposible viajar por libre, pero se tiene que disponer de tiempo para diariamente ir sorteando toda la “burocracia” que supone conseguir billetes de bus, tren o taxis para moverse entre las ciudades. Alquilar un coche y moverse con él yo lo veo materialmente imposible para un occidental por muy buen conductor que sea; ya que el tráfico es caótico (pasa primero el que más pita, no hay semáforos..), se cruzan animales , carros, personas, etc. Por todo esto siempre descartábamos la visita a este país, hasta que un día hablando con un compañero ocasional de trabajo, me contó que acababa de volver de la India, venía encantado y lo había hecho a través de una agencia India dirigida por una persona de Jaipur. Le pedí detalles de todo y me encantó esta forma de viaje, que no es en grupo ni totalmente por tu cuenta (porque siempre un conductor te lleva a todos lados), pero que te permite ir a solas y con el itinerario que tú decidas (incluso pudiendo cambiar sobre la marcha las visitas).
 
La agencia se llama Real India Tours o Raju India (en su página hay algunas rutas prefijadas pero tú la puedes modificar a tu antojo), la dirige una persona muy amable y profesional llamada Rajú. A través de e-mail te pones en contacto con ellos (rajutravelindia@yahoo.es o rajupalawat@hotmail.com ), les defines el itinerario y ellos se encargan de todo durante tu estancia en la India (o en la India y Nepal). El billete de avión España/India es lo único que tú tienes que buscar por tu cuenta, lo demás te lo organiza todo él (transporte, hoteles, vuelos dentro de India o a Nepal...), te va mandado correos con el itinerario, los hoteles, etc... por si tu quieres ir haciendo cambios y te da un precio final de todo. De esta forma tras unos cuantos mensajes sobre todo indicando el itinerario (nosotros nos guiamos por el itinerario de mi compañero, sólo dejamos dos ciudades sin conocer: Udaipur y los templos de Khajurao; porque nosotros disponíamos de menos días que él: 14 días de itinerario o 16 con los vuelos). De esta forma (en el año 2008) nos costó 760 euros/persona y el precio incluía:
 
Itinerario de 10 días en coche por el Rajasthan (Mandawa, Bikaner, Jaisalmer, Jodhpur, Pushkar y Jaipur) y Uttar Pradesh (Fatehpur Skri y Agra). Tren litera nocturno a  Varanasi y estancia de dos días en esta ciudad con otro coche y conductor. Vuelo interno a Delhi y dos días en esta ciudad con otro coche y conductor a nuestra disposición.
 
-Coche con aire acondicionado para todo el viaje con gasolina, seguros, tasas de cambio de estado, peajes de autopistas y gastos de parking incluidos. El coche era un Tata (en la India es la marca que más se ve) cómodo y espacioso.
 
-Conductor conocedor de todo el área, con el suficiente inglés como para poder comunicarse contigo y según especificaba con buena conducción. El conductor está disponible las 24 horas del día (nosotros lo molestamos poco, pero vaya paliza para el pobre el tener que estar siempre al quite y más si los turistas son pesados; esto os sugiero que lo tengáis siempre presente)  y le puedes pedir las paradas o los cambios de itinerario dentro de la misma ruta que necesites. Tanto sus comidas como su alojamiento, están incluidas en este precio.
 
-Habitación doble con desayuno y tasas incluidas en hoteles de las ciudades especificadas en el itinerario. Te mandan una redacción con los hoteles pos si tú quieres cambiar alguno. Nosotros no miramos mucho y elegimos los primeros que nos mandó porque antes del viaje tuvimos muchos imprevistos que nos hicieron no poder dedicar mucho tiempo a la organización del mismo. Los nuestros no estuvieron mal del todo pero si pudiera volver atrás en el tiempo, me hubiese metido en Tripadvisor y hubiese mirado opiniones para a lo mejor hacer algún cambio y que me hubiesen mandado un nuevo presupuesto con las modificaciones para poder comparar.
 
-Billete de tren cama nocturno: Agra/Varanasi (en segunda con aire acondicionado).
 
-Billete de vuelo interno en avión Varanasi/Delhi.
 
-Safari por el desierto del Thar en camello para contemplar un atardecer en Jaisalmer.
 
-Subida en elefante hasta el fuerte Amber en Jaipur.
 
-Paseo en barca por el Ganges al atardecer y al amanecer.
 
Como veis subimos en todos los medios de locomoción posibles, sólo nos faltó subirnos en burro...¡ja,ja,ja!!

Listado de Hoteles en la ruta:
*Jhunjhunu/Jamuna resort (www.shivshekhawati.com/jamuna.html)
*Bikaner/Gajner palace Maharaja Palace (www.hrhhotels.com)
*Jaisalmer/Gorband Palace (www.hrhhotels.com)
*Jodhpur/Pal Haveli (www.palhaveli.com)
*Pushkar/Master paradise (www.masterparadise.com)
*Jaipur/Dear Rawatsar (www.derarawatsar.com)
*Agra/Utkarsh villas (www.utkarshvilas.com)
*Varanasi/ Meradan Grand (www.meradengrand.com)
*Delhi/ Grand Godwin (www.godwinhotels.com)
 
En este precio te especifican también lo que no está incluido:

-Vuelos desde el país de origen.
-Propinas, lavandería, llamadas telefónicas y bebidas.
-Comidas (salvo el desayuno)
-Entradas a los monumentos.
-Impuestos para grabar con cámara de video o hacer fotos dentro de algunos monumentos (en la India a parte de pagar entrada, en algunos monumentos tienes que pagar a parte si quieres filmar dentro).
-Seguro medico.
-Tasas aeroportuarias (antes de la partida, no te dejaban entrar en la terminal hasta dos horas antes de la salida de tu vuelo y tenías que pagar algunas rupias para poder acceder a la sala de espera del aeropuerto).
-Otros servicios no especificados.
 
La forma de pago que acordamos con Rajú fue pagar el 30% del precio por adelantado a través de la Western Union y el resto se lo pagamos directamente en mano a nuestra llegada a Jaipur, que es donde él vive (más o menos a mitad de viaje). En Jaipur fuimos a su casa donde en su oficina nos invitó a un te, nos preguntó cómo lo estábamos pasando y se mostró muy interesado en que le contásemos si habíamos tenido algún problema para poder mejorarlo. Él mismo nos explicó lo difícil que es que todo salga bien en la India, por los “tejemanejes” con los que tiene que luchar con sus propios taxistas, hoteles, etc...y que todos respeten el precio acordado sin liar a los turistas.
 
Os adelanto que todo salió según lo acordado. Cumplieron con lo especificado y nos ayudaron con todas las dudas que a veces nos surgieron. Después de hacer nosotros este viaje, en 2009 también fueron otra pareja de amigos (ellos incluyeron además Nepal) y vinieron igualmente contentos por el servicio de esta agencia.
 
En la India, como bien nos habló Rajú, las transacciones comerciales no se hacen al estilo occidental y para nosotros determinadas cosas, que paso a enumerar para que no os cojan de sorpresa, pueden chocar. Los tres taxistas que nos tocaron fueron buenos conductores, ahora bien, tienes que tener un poco de cuidado porque según quien te toque, intentan dirigirte un poco el itinerario, es decir, conducirte hasta tiendas o restaurantes en los que por llevar turistas ellos reciben comisión (pero vamos que vimos que esto lo hacían todos, incluso en mayor medida los guías de las excursiones de grupos). Es normal que intenten hacer esto porque sobre todo en determinados restaurantes a los que te llevan a ellos les dan de comer gratis, y por ello a nosotros no nos importó en la mayoría de los casos que el conductor nos llevase a los restaurantes que conocía en la ruta, ya que siempre comíamos muy bien y a muy buen precio; pero cuando tú le hacías alguna sugerencia para que te llevase a algún restaurante, por ejemplo de los que salían en la Lonely Planet, se notaba que nos les hacía mucha gracia, pero te llevaban sin problemas. Lo que no toleramos fue el tema tiendas, no nos gusta nada ir de tiendas y menos a las típicas “cazaguiris”, los primeros días fuimos pero después nos pusimos serios y le dijimos que no nos llevase más a este tipo de tiendas porque no nos gustaban y no hubo  problema. Si quieres comprar algo más especial si es bueno que les hagas caso, por ejemplo, yo quería comprar como recuerdo un fular de pashmina (lana de una oveja de las altas montañas de Cachemira) y me llevaron a una tiendecita de una familia de esta región que comerciaba este tipo de tejidos (en un mercadillo me hubiesen timado seguro). También en algunos sitios el conductor te busca guías locales (conocidos suyos) para que te acompañen durante la jornada y esto tampoco está pactado con la agencia; pero la verdad es que el precio que tenías que pagar era ínfimo, te explicaban muchos detalles muy curiosos que por tu cuenta no advertirías, eran agradables, no te perdías por los calles, te espantaban a los pesadísimos vendedores que no paraban de agobiarte en todos lados y nos sirvió para charlar un rato con gente local sobre sus costumbres y su vida diaria. Por lo que a nosotros esto de ir con alguien nos pareció muy bien y aceptamos la compañía encantados. Salvo los típicos vendedores callejeros pesados, el resto de personas en la India son muy amables, todo el mundo tiene mucho interés tanto en hablar como en hacerse fotos contigo (igual que para ti todo es diferente, para ellos, sobre todo en las zonas rurales poco acostumbradas a los turistas, tu aspecto y tu vestimenta es de lo más exótico).

PRESUPUESTO:
 
- El billete de avión Málaga-Londres- Delhi (vuelta al contrario) lo compramos en la web donde lo encontramos más económico, Viajes el corte ingles (VECI), por 800 euros/persona con British Airways (volamos en agosto por lo que los precios no eran muy baratos). Unos días antes vimos una oferta con Aeroflot por 570 euros (también en la página de VECI) pero dudamos un poco porque teníamos que hacer una escala de casi 24 h en Moscú y al ir a comprar el billete ya se había agotado la oferta.
 
-Todo lo especificado anteriormente: 760 euros/persona.
 
- Visado: nos lo tramitó la agencia de VECI y nos costó 100 euros/persona.
 
-Seguro médico (el básico de VECI) 28 euros/persona
 
TOTAL: 1688 euros/persona. Todo esto sin contar la comida y las compras. Pero la comida no os hará aumentar mucho el presupuesto, ya que comer en la India es baratísimo y fue para nosotros un gran descubrimiento ¡La comida india es absolutamente magnífica y espectacular!!
 
EQUIPAJE: 
 
Nosotros viajamos en agosto, época de calor y de monzón (aunque tuvimos suerte y sólo llovió un día). Por lo que para esta fecha yo aconsejo llevar:
 
-Ropa cómoda suelta  transpirable. A mi me daba un poco de miedo el tema de la picadura de insectos y la malaria; por lo que yo siempre llevé pantalones largos y camisa de manga larga (todo de tejido ligero). El calor es muy pegajoso por lo que creo que con esta ropa se va mejor que en tirantes.
 
-Zapatos: nosotros siempre llevamos zapatillas de deporte o botas de montaña. Yo no aconsejo ir en chanclas ya que en las calles hay mucha suciedad, además como es época de monzón, puede llover en cualquier momento y, por el mal alcantarillado, las calles se llenan de agua rápidamente con el consiguiente guarrerío de mezcla fangosa que ello supone. En algunos sitios vimos algunos turistas, sobre todo niños, en chanclas y con eczemas en los pies hasta por encima de los tobillos.

-No olvidéis llevaros unas chanclas para ducharos (en algunos hoteles no tenían plato de ducha, por lo que el agua de la ducha caía al suelo del cuarto de baño directamente escapándose por un pequeño desagüe y encharcando el suelo por todos lados).
 
-Antimosquitos de marca potente (por ejemplo Mosi-guard)

-Medicamentos: Analgésicos, antidiarreicos y un pequeño botiquín.

-Impermeable en época de monzón.

-Toallitas húmedas.

CONSEJOS:

-Acudir al centro de Sanidad Exterior que os corresponda por zona para que os aconsejen sobre las vacunas que se recomiendan.

-No ingerir agua corriente del país: no pedir bebidas con cubitos de hielo, zumos naturales, no tomar fruta pelada en los restaurantes, no lavarse los dientes con agua corriente y no abrir la boca en la ducha. Para todo usar agua embotellada (no olvidéis comprobar que los precintos están intactos). Nosotros seguimos estas recomendaciones al pie de la letra y no padecimos diarrea.

CURIOSIDADES:

-La comida india nos encantó, pensábamos que sería excesivamente picante (habíamos comido en restaurantes indios en Londres y había poca variedad de platos no picantes), pero no fue así, si le preguntas al camarero por platos que no piquen él te aconsejará bien o incluso algunos platos te preguntan si los quieres picantes o no. Tienen infinidad de platos vegetarianos (ya que allí gran parte de la población es vegetariana) y según la región hay especialidades buenísimas. Algunas sugerencias:
*El pan se come sin fermentar en forma de una especie de tortas aplastadas llamadas chapatis. Sólo, como acompañante de los platos está muy bueno, pero también te lo ponen como un plato principal, por ejemplo relleno de queso llamada Cheese Naan  (costaba menos de dos euros y estaba buenísimo).
*Aloo es patata,  puedes encontrarla cocinada de muchas maneras y especias diferentes, como el aloo chana (garbanzos con patatas), aloo parantha (con vegetales).Estos platos costaban 180 rupias (menos de tres euros):

*Me encantan los champiñones y allí los podéis comer de mil maneras a cual más buena.
*La carne de cerdo es escasa y la ternera por supuesto nula. Sobre todo hay platos con pollo o cordero; cocinados con especias de la misma forma que las verduras.
*El Kair sangari es un plato típico del Rajasthan, son hojas de un árbol de la región cocinadas, un plato muy simple pero que estaba buenísimo. Son estas hojas finitas como se ven en la foto borrosa, cocinadas en el bol metálico o que sostengo con el tenedor.
*Los postres también son muy diferentes, por ejemplo el Rasgula, una bola suave y muy dulce.

-Hay infinidad de dioses hindúes, pregunté a mucha gente sobre este tema y estas son las cuatro cosas que me quedaron claras de los tres dioses más importantes (esto no lo he sacado de ningún libro, fue lo que me contó la gente, por lo que no sé si yo lo entendí todo correctamente):

*Shiva es el dios más importante. Su mujer es Parvathi y Ganesha o Ganesh (el dios elefante, lo veréis por todos lados porque se pinta en las puertas de la casas de los recién casados) es su hijo. La historia de porqué el hijo tiene cabeza de elefante es muy curiosa (os la contará todo el mundo si preguntais) y sucedió así: su madre Parvathi se fue a dar un baño y le dijo a su hijo que vigilara la puerta para que nadie entrara, llegó Shiva queriendo entrar y Ganesh le cortó el paso por lo que el padre le cortó la cabeza; la madre quedó tan triste que Shiva se apiadó de ella y le dijo que eligiese la cabeza del animal que más le gustaba, ella fue al bosque y trajo la cabeza de un elefante y Shiva se la unió al cuerpo de su hijo haciéndolo vivir de nuevo…

*Brahma (su mujer es Sarasvati, diosa de la sabiduría).

*Vishnu (se representa en color azul y con muchos brazos)/Rama (su mujer es Sita y es el estándar que debe de seguir toda buena esposa hindú)/Krishna. Estos tres dioses son el mismo dios pero con distintos nombres según las diferentes reencarnaciones.

-Las castas, son las clasificaciones sociales heredadas más clasistas e injustas que existen en la India, tanto es así, que nacer en una familia de una u otra casta marca tu trayectoria futura de por vida, siendo en la mayoría de las ocasiones imposible de cambiar. Una de las luchas más importantes de Mahatma Gandhi versó en este sentido, reformar la sociedad india apostando por integrar a las castas más bajas que estaban abandonadas a su suerte. Por las conversaciones que tuvimos con la gente, decían que hoy día (cosa impensable hace algunos años), había muchos universitarios y miembros del gobierno proveniente de las castas inferiores (algunos se quejaban de discriminación positiva hacia los intocables, ya que decían que tenían plazas universitarias reservadas en exclusiva para ellos), pero me quedó claro que en las zonas rurales aún continuaba la discriminación. Por lo que nos explicaron estas son las cuatro castas principales, cada una de ellas surgida de una parte diferente del cuerpo de Brahma:

*Brahmanes, son los sacerdotes o maestros y surgieron de la boca (predicar y orar) o de la cabeza de Brahma.
*Chatrias, son los guerreros y surgieron de los brazos (la fuerza) de Brahma.
*Vaishyas, son los comerciantes y surgieron de la barriga de Brahma (porque comerciaban para comer).
*Sudras, son los campesinos y surgieron de los pies del dios.

Considerados incluso fuera de la clasificación, no descendientes del dios, están los Dalits o intocables, encargados de los trabajos que nadie quiere como barrenderos, limpiadores de letrinas, mendigos… viven a las afueras de las ciudades.

La pobreza es un tema por el que también mucha gente evita ir a la India, es verdad que hay pobreza y que la puedes apreciar en muchos detalles. Pero hay que tener en cuenta que es una forma de vida muy diferente con costumbres muy diferentes (no todo es pobreza), por ejemplo porque una casa esté un poco cochambrosa y no con el concepto de limpieza que tenemos aquí, significa que la gente que viva en ella sean pobres ni mucho menos, están acostumbrados a vivir de una manera muy diferente. Cuando pasabas por zonas más rurales sí puedes advertir un poco más la dureza de la vida y del trabajo diario en India
Sobre todo me llamó la atención la posición de la mujer en la sociedad, siempre veía a las mujeres trabajando (picando piedras en la carretera a pleno sol, transportando leña o algo en la cabeza, lavando en los arroyos, cargadas con muchos niños…) y sinembargo era normal ver los hombres mientras tanto al lado de ellas sentados al sol en las puertas de sus casas charlando con los amigos. No digo que los hombres no trabajasen, pero sí que debe de ser duro ser mujer en una sociedad así. Otra cosa que nos aconsejaron fue no dar dinero a los niños, porque sino se acostumbran a vagar por las calles y no van al colegio
-No dejéis de preguntar por el tema de las bodas indias, el matrimonio para los indios es uno de los acontecimientos más felices de su vida (todo el mundo os preguntará si estáis casados), la mayoría de bodas son concertadas, por ello me sorprendió muchísimo escuchar con la ilusión que los futuros esposos hablaban de este día. Nuestro primer conductor, se casaba en unos meses y nos explicó con detalle el noviazgo y la ceremonia de matrimonio (ritos, ropas, regalos, aguar….); no os podéis ni imaginar la alegría y entusiasmo que le provocaba este momento (le encantaba hablar del tema) y la ilusión que tenía por su vida futura con su esposa (concertada y a la que conocía desde hace tiempo pero con la nunca había estado a solas), de la que hablaba con un respeto y cariño sincero enorme y a la que quería dar una vida cómoda gracias a su trabajo.

Estos son unos pequeños apuntes y reflexiones de mi viaje a la India que espero que os sirvan para emprender vuestro viaje a este exótico destino. Si queréis más detalles sobre el mismo os animo a que sigáis leyendo mi diario que os llevará por las distintas zonas de la India turística y os acercará (espero aunque sea un poquito) a esta cultura y a sus gentes.

Etapa 2: RAJASTHAN I: Jhunjhunu, Mandawa, Bikaner y Deshnok

DIA 1: VIAJE

Partimos de Málaga a las 11 de la mañana, para la ida también tuvimos que pasar por Madrid por lo que llegamos a Londres Heathrow sobre las 15:30 h y allí estuvimos durante un par de horas hasta tomar nuestro vuelo a las 17:20 h con destino Delhi. La hora local de llegada a Delhi  era a las 6:00 am, por lo que como veis, este primer día lo pasamos entero volando o transitando en los aeropuertos. Todos los vuelos salieron sin retrasos y según lo esperado. Nada más llegar a la sala de espera del aeropuerto de Londres frente a la puerta de embarque de nuestro vuelo nos dimos cuenta de que viajábamos a otro mundo, había un montón de hombres con turbantes y barbas largas (después descubriríamos que estos señores no son hindúes, sino seguidores de la religión llamada sijismo, son los sikhs, más tarde os contaré  cosas sobre ellos) y señoras con saris brillantes. El vuelo fue cómodo, había pequeñas pantallas individuales por pasajero en los asientos (pero todo en inglés o hindi) y la comida fue buena ( ya totalmente oriental).

DIA 2: DE DELHI A JHUNJHUNU

Llegamos a Delhi al amanecer y sin retrasos. Estábamos felices porque al ir a recoger nuestro equipaje éste aparecía por la cinta sin problemas. Pero la felicidad sólo nos duró unos minutos. Salimos por la puerta de la terminal y vimos un montón de gente esperando a los viajeros (¡con lo temprano que era!!!), miramos a todos lados para ver si veíamos alguno de nuestros nombres en algún cartelito, pero nada de nada. El pánico se apoderó de nosotros, bueno, de mí (mi marido conservó la calma), tengo que confesar que en ese tipo de momentos me suele entrar el estrés. Madre mía ¿nos habrían dejado tirados? ¿nos habrían estafado y estábamos tirados solos en la India con todos nuestros planes en la basura?... decidimos salir a la puerta exterior donde había más gente esperando y allí fue donde me desesperé del todo porque un montón de taxistas y “guías” se echaron encima de nosotros preguntándonos donde íbamos, agobiándonos a preguntas y encima con un ambiente totalmente diferente (parecía que en una noche de viaje habíamos retrocedido 50 años en el tiempo). Después de unos cinco minutos en este estado de agobio, diviso al fondo una persona que se acerca con un cartelito en el que hay escrito un nombre parecido al de mi marido (tiene un nombre compuesto y se habían liado un poquillo al escribirlo). El joven nos dice su nombre, se identifica como el representante de Rajú y nos pregunta si somos los españoles Fulanito y Menganita… ¡Ainnss qué alegría preguntaba por nosotros!! Por lo que ya con una tranquilidad que no os podéis ni imaginar, nos dirigimos al aparcamiento donde nos está esperando el coche y el conductor que nos acompañará durante los siguientes días.

El conductor (no diré su nombre por respeto) era un chico joven muy sonriente procedente de un pueblecito pequeño del Rajasthan, con el que poco a poco fuimos cogiendo confianza en los siguientes días y que nos hizo el viaje muy ameno e interesante con su conversación (hablaba un inglés no excesivamente muy bueno, pero vamos, mejor que nosotros sí). Nos ayudó a subir el equipaje al coche y de esta forma emprendimos la marcha (por la izquierda, ya que allí la conducción es al modo británico) hacia el Rajasthan, la ciudad de Delhi la visitaríamos al final del viaje. Por el camino el representante de Rajú nos dio los bonos de los hoteles y de las excursiones; y nos explicó todas las dudas que se nos plantearon. A la media hora paramos dejando a este joven en una rotonda (imaginamos que desde allí cogería su medio de transporte hacia Jaipur, que es de donde era) y proseguimos los tres hacia nuestro destino, Jhunjhunu.

Nos esperaban 230 kilómetros para los que invertimos 6 horas. Estábamos un poco cansados del largo viaje (no habíamos dormido nada), pero el trayecto se nos pasó volando porque no parábamos de alucinar. Llevábamos los ojos como platos, todo nos parecía nuevo, el tráfico era caótico (todo el mundo pitaba), había muchos vehículos de todo tipo (coches cargados de personas que se salían por las ventanillas, motocarros, tuctuc, carros tirados por camellos, bicicletas…). Nos girábamos cada dos por tres para ver los camiones (decorados totalmente con colores preciosos y destelleantes). Se cruzaban por la calzada tanto personas, como vacas sagradas, búfalos, monos (incluso cuando circulábamos por un tramo de autopista que tuvimos que hacer). Los pueblos por los que pasábamos nos parecían muy diferentes (parecía que en todas las casas se vendiese algo y todo el mundo estaba en la calle). Con algunas de estas fotos os ilustro este primer contacto:

Por el camino nos pasó una anécdota curiosa. Vimos unas personas al lado de la carretera cocinando, nuestro conductor nos dijo que eran gitanos (nos sorprendió que también hubiese gitanos en India), que estaban haciendo chapatis (pan tradicional indio) y que si queríamos parábamos para ver como lo hacían. Por supuesto dijimos que sí y nos bajamos del coche. Como veis en la foto hay una anciana amasando y calentando las chapatis. Pero a penas tuvimos tiempo de hacer las fotos o de preguntar nada, porque los niños del campamento nos rodearon pidiéndonos dinero y dándonos pellizcos, ¡ainnss qué dolor!!, pero nos reímos mucho aunque después los niños empezaron a golpear el coche y eso ya nos hizo tener que salir pitando.

Llegamos sobre medio día al hotel de Jhunjhunu, llamado Jamuna resort. Como veréis en su web es un hotel modesto que se encuentra en las inmediaciones de la población, rodeado de jardines y en un edificio decorado de forma tradicional india. Hicimos el check-in en el hotel y nos despedimos de nuestro conductor hasta el otro día; ya que esa tarde decidimos dormir y descansar para emprender la marcha al día siguiente. La habitación igualmente estaba muy decorada con motivos indios, tenía polvo por algunos lados (ya os había dicho que allí el concepto de limpieza es muy muy diferente) y el cuarto de baño era de los “alternativos” con unos sanitarios súper antiguos. Con lo del cuarto de baño “alternativo” me refiero a que no hay plato de ducha, sólo un agujero en medio del suelo del cuarto de baño (por lo que cuando te duchas el agua se esparce por todos lados) y una especie de jarrita que imagino que usarán para echarse el agua por encima.
Decidimos ir a darnos un baño a la piscina que habíamos visto que existía por la web y cuando llegamos a ella vimos que el agua era de un tono sospechoso, vamos, marrón verdoso y que flotaban alegremente por sus aguas unos bichitos. Nos fijamos bien y es que no tenía depuradora. Pues nada, no era plan de empezar el primer día con una infección cutánea, así que media vuelta y a cambiar de planes.

No sé que me pasó durante esa tarde pero fue de bajón total, yo creo que se unieron varios motivos, el cansancio del viaje, todo lo que vi por las carreteras (que aunque me había parecido alucinante, me impactó mucho), el calor sofocante, el hotel no excesivamente bueno y que cómo había leído tantísimas opiniones sobre India (la mayoría muy buenas, pero otras de gente que lo ponía todo fatal y súper cutre). Pues pensé que las dos semanas que me quedaban iban a ser un autentico infierno e iba a querer subirme en el primer avión que pasase para escapar de allí. Los que estéis pensando en viajar a la India no os asustéis, esta sensación sólo me duró unas horas y os adelanto que al otro día mi estado de ánimo cambió radicalmente hasta casi rozar el éxtasis…

Almorzamos en el restaurante del hotel, era nuestra primera comida en India y todos los platos nos resultaron exquisitos. Con el aire acondicionado de la habitación a toda pastilla echamos unas horitas de sueño que ya las teníamos bien merecidas y tras este sueño reparador volvimos a cenar en el mismo sitio. Cenamos al aire libre en el jardín del hotel, éramos los únicos que estábamos fuera pero eso no desanimó a un grupo de cantantes de un poblado itinerante que por lo visto había al lado, para acercarse a nosotros a tocarnos y cantarnos sus melodías. Fue muy curioso, porque fue tocarnos una canción, darles una propinilla, hacernos una foto con ellos y desaparecieron rápidamente (ja,ja,ja ese día no tendrían muchas ganas de seguir trabajando…).
Después de esto nos sentamos un rato en el jardín y allí mi estado de ánimo fue cambiando poco a poco. Primero, porque empecé a escribir mi pequeño diario de viaje y el ir escribiendo todas las cosas tan diferentes y nuevas que nos habían pasado a lo largo del día, hizo que fuese desapareciendo la preocupación que me causaba el hecho de que pudiese no gustarme todo lo que nos esperaba (¿cómo no me iba a gustar observar tantas diferencias?); y después porque en el hotel todos los huéspedes eran indios, no había turistas, por lo que mi curiosidad innata por todo lo diferente empezó a aflorar y comencé a fijarme en todos los detalles (ropas, comportamiento…) de las familias que veía a mi alrededor (me encanta observar estos detalles en mis viajes). ¡Ya estaba contenta!

DIA 3: MANDAWA, BIKANER y DESHNOK

Quedamos a las 9 am con nuestro conductor. Antes habíamos tomado un desayuno que consistía en te con leche (el té de la India es magnífico) y tostadas.

Tanto en Jhunjhunu como en Mandawa hay havelis, pero decidimos ir al segundo pueblo que es más conocido.

Por el camino volvimos a ver escenas fotográficamente interesantes, como este grupo de mujeres ataviadas con saris rojos creemos que esperando algún medio de transporte, puede ser que rumbo a una peregrinación porque si os fijáis en la foto, al lado de ellas hay zapatos tirados. En la India la gente que va de peregrinación va dejando sus zapatos tirados (las cunetas de las carreteras están llenas de zapatos) para llegar descalzos a su destino:
Llegamos a Mandawa y aparcamos el coche cerca de un arco famoso en la ciudad. Sus calles estaban llenas de gente:
De aquí nos fuimos a la parte más alta donde está el fuerte, con unos guardianes en la puerta con sus turbantes y todo. Nos hicimos unas fotos con ellos (después por supuesto pidieron dinero). Un hombre se nos acercó y nos empezó a enseñar todo el recinto por dentro. No nos quedó claro si este hombre se nos agregó o era un guía del lugar, la cosa es que este señor tenía llaves de las puertas y con él fuimos entrando y saliendo por las distintas habitaciones del lugar. Al final le dimos una propinilla y listo. Desde la planta superior del fuerte hay vistas de toda la ciudad y desde aquí te das cuanta de lo avandonado que está todo (calles sin asfaltar, casas derruidas…).

A continuación, nuestro conductor nos ofreció los servicios de un señor que nos hizo de guía por Mandawa, enseñándonos las havelis y dándonos unas explicaciones (en inglés) muy interesantes. Una haveli es una residencia o casa palacio  tradicional del Rajasthan. Fueron construidas en la época del Imperio Británico, donde las familias ricas de la región emprendieron prósperos negocios en las florecientes ciudades portuarias (Goa y Bombay) donde los británicos incentivaron el comercio. Los adinerados comerciantes usaron parte de este dinero en la construcción de hermosas casas en su región de origen (Rajasthan). Hoy día estas casas no pertenecen a familias ricas, sino que en ellas hay negocios o están subalquiladas por habitaciones a distintas familias (cuando entrabas dentro veías a gente durmiendo en sus camastros), por lo que muchas de ellas están muy deterioradas.

Por ejemplo una de ella era un colégio, donde me dejaron entrar y pude ver como los niños recibían sus lecciones:
Todas las paredes están decoradas con bonitos motivos. El guía nos explicó la manera con la que conseguían los colores, muchos de ellos vegetales y otros, como el amarillo oro, hecho con orina de vaca. Era curioso porque aun con el poco cuidado, el paso de los años y de las lluvias de los monzones; los colores permanecen. El secreto de la perdurabilidad se debe a que las pinturas están hechas en tres capas: la primera de yogurt, la segunda de argamasa y la tercera de polvo de conchas (que no es más que carbonato cálcico); estas tres capas las hacen duras e impermeables (como nos dijo el guía, es curioso que hombres sin estudios descubriesen estas características). Hay muchos tipos de dibujos, sobre todo cenefas, pero también hay bailarinas de ojos extraños:
O esta pintura, que está en la haveli donde hoy se ubica el banco de Bikaner, donde podeis apreciar que pintaron con detalle los nuevos inventos de la época (un aeroplano, una bici y en otro lado un niño hablando por teléfono), me recordó a cuando mi abuelo, nacido en 1893, me contaba las canciones de su infancia, donde en casi todas se hacía mención a los nuevos inventos de esa época como el ferrocarril:
Las puertas de las casas son impresionantes, con multitud de labraditos y detalles:
Muchas de las puertas interiores tienen agujeritos para que de noche entre el fresquito.
Esta última foto es de una haveli donde nos encaminamos en busca de una persona. Mi amigo que había hecho el viaje un año antes, es fotógrafo, sacó una foto preciosa de un niño de una haveli de Mandawa y le dijo a la madre de éste que le enviaría la foto por correo; pero cuando supo que yo visitaría la zona me dio la foto a mí para que se la entregase. La foto era impresionante, en tamaño A4 y de una calidad increíble. Yo no tenía dirección ni nada, sólo se veía una puerta en la foto y la cara del niño; pero con estos dos detalles el guía nos llevó directos al lugar. Por desgracia el niño no se encontraba (yo le llevaba un par de regalillos que le di a la abuela), la abuela nos contó que su hijo (padre del niño) fumaba opio, adicción que nos contó que tienen muchos hombres de la zona al carecer de trabajo y que su nuera se había ido una temporada a casa de sus padres para “descansar de la situación”. La señora fue muy amable, nos dijo que si queríamos algo de beber y charló un rato con nosotros.

Ese día había una especie de manifestación y las calles estaban muy animadas.
Aquí podeis ver mi primer intento de acercamiento a una vaca sagrada, la vaca salió corriendo y me llevé un buen susto ( de ahí las risas de esta chica embarazada):
Compramos un par de detalles que hoy adornan mi casa, como  mi camello Mandawito, hecho y pintado a mano (16 euros):
Con la charla, la visita a Mandawa que debería de haber durado como mucho 2 horas, la hicimos en cuatro, por lo que tras comer en un restaurante de la carretera (magníficamente) íbamos regular de tiempo para conocer Bikaner.

Cuando llegamos a Bikaner fuimos directamente al fuerte. El centro de esta ciudad está amurallado y el fuerte se encuentra extramuros. Se accede por la Puerta del sol y justo al lado de ella hay un pequeño templo donde entré para coger un poco de polvo rojo y pintarme en la frente el punto rojo (este punto lo pueden llevar las mujeres indias si están casadas).

El fuerte es conocido con el ombre de Junagard y data de 1588, cuando fue mandado construir por Rai Singh (general del ejército del emperador mongol Akbar). Tras pagar la entrada recorrimos el lugar donde se apreciaba perfectamente la diferencia económica entre las diferentes clases en la India. Vas recorriendo las diferentes estancias de los diferentes palacios interiores con preciosas ventanas, miradores, estancias…Tiene un museo con objetos de la vida cotidiana y de lujo de los habitantes del palacio. En la guía Lonely Planet ponía que la entrada incluía guía, pero en nuestro caso no fue así e hicimos sólos todo el recorrido.

 Después fuimos a las afueras de la ciudad para visitar una granja de camellos. No recuerdo si allí pagamos entrada o lo llevábamos incluido, lo que sí recuerdo es que un guía nos fue llevando por los distintos sitios, nos costó 300 rupias y cuando terminamos nuestro conductor nos dijo que el guía nos había engañado porque él era un trabajador del recinto y dentro del precio de la entrada entraban sus servicios. Los camellos de Bikaner son de los mejores del Rajasthan. En esta granja hay un museo donde te explican la selección genética de los camellos, los productos que se sacan de él,  la historia del uso de estos animales para la guerra, el comercio.. Nos resultó interesante porque es un animal del que nosotros, españoles, desconocemos muchas cosas. Puedes ver camellos de todas las edades, te dejan acariciarlos y darles de comer.

Ya al atardecer llegamos a Deshnok, a 30 kilómetros al sur de Bikaner, donde se encuentra el famosísimo templo de Karni Mata o templo de las ratas. Las ratas son el vehículo del Dios elefante (Ganesh), por lo que son adoradas. Es un lugar curiosísimo aunque para visitarlo tienes que estar dotado de un buen estómago. Alrededor del templo hay un montón de casetas (como las de feria) donde se vende comida y ofrendas para las ratas (para la mentalidad occidental, es increíble que gente con tan pocos recursos gaste su dinero en ofrendas para las ratas). Al entrar al templo te tienes que descalzar (llevaros calcetines puestos y de repuesto). Y una vez en el patio te ves rodeado de miles y miles de ratas; de verdad, es una escena que recordarás toda la vida. Las ratas campan alegremente y la gente se acerca y les echan de comer. No tengo ninguna foto del sitio porque mi marido en ese momento grababa todo con la cámara de video y yo estaba concentrada en mirar para todos lados para esquivar a las ratas. En el patio puedes huir de ellas cuando se te acercan, pero si entras dentro del templete tienes que pasar por un pasillito donde las ratas se te cruzan por los pies a cada momento. Tengo una escena en el video del viaje, de mí pasando a grito limpio por esta pasarela (con las consiguientes risas de los lugareños presentes) que vale su peso en oro (¡qué risa!). Os dejo esta foto del friso de la entrada con la representación del elefante:
Cuando salimos del templo lo primero que hice fue tirar los calcetines en una papelera.

Nuestro hotel para esa noche estaba a las afueras de Bikaner, Gajner palace Maharaja Palace (os dejo las opiniones sobre el mismo) , era un precioso palacio restaurado junto a un lago donde se respiraba paz y tranquilidad. Nos dieron una suite apartada de las demás habitaciones, enorme y con todas las comodidades de un hotel occidental. Cenamos en el restaurante del mismo, todo estaba muy bueno y no era caro. Parecía que estábamos en un cuento de hadas:
Era nuestro primer día de visitas y lo habíamos pasado genial, todos mis miedos se fueron disipando. La única noticia triste del día, fue que mientras paseábamos por los jardines del hotel escuchamos a unas españolas y su conversación nos llamó la atención por lo que nos acercamos a informarnos mejor; y por desgracia habíamos oído bien, en Madrid había habido un accidente aéreo de Spanair y habían muerto muchas personas. Esta noticia fue triste para todos, pero si te encuentras de viaje en ese momento en la otra punta del mundo, además produce un poco de preocupación a ti y a los familiares que te aguardan en casa.

Etapa 3: RAJASTHAN II: Jaisalmer

Día 4: De Bikaner  a Jaisalmer

Este día tras el desayuno teníamos prevista la ruta de 330 km de Bikaner hacia Jaisalmer, ciudad que se encentra en pleno desierto del Thar, a menos de 100km de la vecina Pakistán.

Quedaban unas cuantas de horas de viaje en coche pero no se nos hacen pesadas porque todo el camino vamos hablando con nuestro conductor sobre las costumbres de la India. En uno de esos momentos de la conversación le preguntamos porqué hay tantos zapatos tirados por esa zona en las cunetas, es cuando nos explica que estábamos muy próximo a un lugar de peregrinación y que la gente que va de peregrinación a una determinada distancia deja sus zapatos y continua el viaje a pie descalzos hasta el santuario. Entonces nos empezaos a fijar y vemos mucha gente a pie o aún en coche, pero todas con banderas blancas con unos pies rojos pintados; nos explica que van al templo de Rama y los pies de las banderas son la representación de los pies de Rama. Entonces al vernos tan interesados nos dice que el lugar de peregrinación está muy cerca, que solo hay que desviarse por una carreterita unos cuantos de kilómetros, que si queremos ir nos lleva. Por supuesto asentimos encantados y allí nos plantamos. Hoy en día es uno de los momentos que recordamos como más intensos del viaje, llegamos a la zona y en seguida descubrimos que éramos los únicos extranjeros en el lugar. Era una especie de feria con calles formadas con un montón de puestos y en medio de las calles una enorme cola de 2 ó más kilómetros de gente en fila india esperando para entrar en el templo.
La gente nos miraba fijamente con interés porque no teníamos nada que ver con el entorno, pero nos adentramos entre la multitud de peregrinos, compradores, enfermos de lepra, minusválidos transportados en míseras carretillas... es decir, todo un espectáculo visual totalmente nuevo para nuestros sentidos occidentales.

Llegamos hasta la puerta del templo y nuestro conductor nos ofreció que si queríamos pasar él hablaría con el guardián de la puerta para que nos colase, pero nos pareció una falta de respeto hacia los pobres peregrinos que estaban sufriendo esa enorme cola en medio del sol abrasador.

Allí entré en una tienda de pulseras con millares de estos abalorios donde fueron muy agradables y nos trataron genial. Compré un montón de ellas para regalo a mis amigas a un precio realmente bueno sin necesidad de regateos (se notaba que aquí no estaban acostumbrados al tunanterío con los turistas, eran comerciantes sencillos y agradables)
Tras esto, paramos a comer en un restaurante de la carretera y pasado el medio día llegamos a Jaisalmer, una ciudad amurallada que se levanta majestuosa en un promontorio en medio del desierto del Thar y que recuerda, a simple vista, su pasado esplendoroso como punto de comercio de la milenaria ruta de la seda.

No llegamos a entrar en la zona fortificada de la ciudad y nos dirigimos a nuestro hotel que se encontraba en las afueras. El Gorbandh Palace era un hotel moderno aunque con arquitectura tradicional india, muy confortable y limpio. Tras una pequeña siestecilla de descanso, a las 17:30 quedamos con nuestro conductor que nos llevaría a los Chatris. No se puede decir que sean cementerios, porque como sabéis los hindúes al morir son incinerados y sus cenizas se arrojan al Ganges. Se trata de una especie de templetes o monumentos conmemorativos a los muertos. Son unas pequeñas construcciones en cuyo interior se encuentra una pequeña placa conmemorativa o una figurita con el nombre de la persona (por supuesto esto sólo se lo pueden permitir las personas acomodadas)
Como están en pleno desierto a las afueras de la ciudad es un lugar ideal para contemplar el atardecer, por lo que sentados en ese desierto tranquilamente, fuimos observando como se retiraba la luz sobre Jaisalmer.
En Jaisalmer hay varios talleres de plata o platerías, por lo que nuestro conductor nos ofrece llevarnos a uno por si nos interesa comprar. Ya era de noche, en las puertas de las casa hay mucha gente pero la sensación de andar a oscuras por calles sin alumbrado eléctrico se hace extraña.
Llegamos a la casa del platero y para ver el taller tenemos que subir a las habitaciones de arriba por lo que pasamos por la cocina y su señora nos enseña lo que está cocinando y nos hacemos unas fotos con ella (la gente es muy amable). Nos enseñan la forma de labrar de plata y el muestrario por si queremos comprar algo. Da un poco de apuro no comprar nada cuando te han enseñado todo amablemente (pasados los días vas descubriendo que es su táctica de venta), pero entre que yo no soy mucho de abalorios, todo lo vemos caro y no me gusta lo que veo; decido no comprar nada.
Para cenar habíamos visto en la guía Lonely Planet que recomendaban el restaurante Trio, un restaurante con varias terrazas donde comer al aire libre. A nuestro conductor se nota que en el momento no le hizo mucha gracia que le sugiriésemos el sitio, nos dijo que era caro y que tampoco era para tanto (como digo hay veces que te quieren dirigir ellos un poco el itinerario). Pero le decimos que no nos importa y que queremos ir, así que nos lleva. El restaurante está justo al subir un arco y justo en esa plazoleta hay una manada de por lo menos 20 vacas sueltas libremente andando por la calle de la ciudad (llevamos ya unos días en India, pero estas escenas nos siguen impactando). El restaurante ciertamente es un asco, todo está muy cochambroso, al aire libre hace un calor pegajoso de aupa, pero está abarrotado de gente y muchos turistas; así que algo bueno tenía que tener. Lo bueno descubrimos que es la comida, riquísima y bien de precio; pero ya digo no os fijéis mucho en los manteles. El alumbrado público es de pena en India, por lo que aunque el restaurante está en una terraza ves iluminadas algunas calles pero no los monumentos (qué precioso sería todo con una buena iluminación).

Día 5: Jaisalmer

A las 9 de la mañana y tras el desayuno buffet del hotel, nos dirigimos al estanque de Gadi Sagar. Allí nos esperaba un guía que por una pequeña propina se ofrecía a acompañarnos esa mañana, era un amigo del conductor, un joven muy amable que hablaba algo de español (se notaba que todas las explicaciones de los lugares se las sabía muy bien en español, pero si le preguntabas le costaba comunicarse en nuestra lengua). Si no recuerdo mal nos dijo que el estanque era del siglo XIV, fue el principal depósito de agua de la ciudad, hoy es un bonito lago artificial que según nos dijo sólo se llena de agua de lluvia el único día que llueve fuerte que suele ser cada 3 años (aunque está conectado con el Gandhi Canal, un enorme canal que recorre parte de la India).
Una de las puertas de acceso al lago fue mandada construir por una prostuta de la época y tiene su historia que no cuento porque viene en todos lados:
Desde allí  podéis haceros unas fotos preciosas con vosotros y la ciudad fortificada al fondo (en la foto podéis ver también algunos Chatris).
Aquí siempre recordaremos unas frases que nos dijo el guía. Nos comentó que él estaba acostumbrado a diferentes tipos de turistas y le preguntamos el porqué. Nos dijo que según la nacionalidad a los turistas les interesaba una cosa u otra. Nos dijo que los ingleses lo que querían eran salir muy temprano, hacer una visita panorámica de la ciudad (en bus y con poco pateo), estar terminados a las 12 am (hora de calor) para ir a la piscina del hotel y tomarse un gintonic. Los japoneses no querían explicaciones, sólo que les dejasen hacer fotos que después ellos ya en casa las revelaban y buscarían la información sobre las cosas que anteriormente vieron. A los de Luxemburgo, les interesaba la crónica histórica y que les llevasen después a anticuarios para comprar cosas antiguas de calidad. Y por último los españoles, ja,ja,ja que éramos los más preguntones de todos, nos encantaba que nos contasen cosas de la cultura e historia local (pasada y presente), las costumbres (comida, bodas, ropa…), que nos metiesen por todos los sitios menos turísticos y por los mercados para ver la vida de la gente. No es por nada, pero según esta definición estoy encantada de ser española, me identifico totalmente con esta definición, ja,ja,ja!! qué buen ojo tenía el tío.

Nos dirigimos al centro de la ciudad, que como veis en las fotos es un gran fuerte amurallado sobre una loma. Esta fortaleza está en peligro de conservación debido a la urbanización incontrolada en su interior y a la dejadez del gobierno a respecto. Es interesante subir andando por sus pasajes en cuesta (nunca en línea recta, siempre con recodos, para impedir el embiste por la velocidad de los elefantes que usaban para derribar las puertas en las guerras)
El interior es un hervidero de gente y de vida. La plaza principal está rodeada de Palacios con celosía para observar el bullicio sin ser visto:

Vamos a visitar los templos Jainíes, hay 7 en total, todos juntos. Dentro hay muchísimas estatuas esculpidas, en total son 6666 (hay este número porque son cuatro 6 y 6X4= 24; 24 es el número de profetas que tiene esta religión). Al entrar al primer templo hay muchas imágenes que parecen iguales pero que no lo son, son los diferentes profetas que se reprentan como a buda (pero a buda se le representa con los ojos cerrados y éstos los tienen abiertos) todos sentados igual pero cada uno tiene algo diferente bajo las manos. Son un laberinto de pasajes con puertas y techos bajitos.


Al salir paseamos entre los callejones estrechos con casas pintadas de azul (según nos dice este color es repelente de mosquitos), donde las vacas deambulan a su aire y las mujeres lavan y cocinan en la puerta):

El guía nos lleva a la muralla donde hay bonitas vistas del desierto. Tambien pasamos por su casa, vivía dentro del fuerte, en la puerta vemos muchas pinturas y les preguntamos por su significado. Entonces nos explica que se había casado hace algunos meses y esas pinturas eran por su boda para dar buena suerte. Se pinta al dios elefante Ganesh (debajo podeis ver una rata, que como ya os he contado son su vehículo), el nombre de los novios y la fecha de la boda. En la puerta podéis ver colgado unos pimientos que también son para dar buena suerte.
Tras esto paseamos por las calles llenas de palacios y entramos en una haveli decorada con muebles y antigüedades de la época victoriana (era la casa de un ministro de 1800 y ahora vive la sexta generación de la familia que es la que enseña las estancias.
Y entramos en algunos templos, en India hay templos en casi cada esquina
Tras esto salimos a la parte más exterior, donde en todas las puertas se vende algo y todo es un mercado donde se comercia con todo. A mi marido le llaman la atención la precaria situación de la red de distribución eléctrica, que parece que en cualquier momento va a saltar un chispazo:
Tras esto hacemos unas compras. Un pashmina de lana de Cachemira comprada en casa de unos pastores de esta región montañosa que viven en Jaisalmer y una caja antigua de opio de madera con incrustaciones pintadas de hueso de camello.
Almorzamos en un restaurante de la ciudad donde nos llevó el conductor, allí coincidimos con un grupo de españoles que viajaban con un tour operador en grupo y que nos bombardearon a preguntas acerca de nuestra forma de viaje (alucinaron con el precio y con la libertad que teníamos).

Después de esta agotadora jornada regresamos al hotel, nos dimos un baño en la piscina y descansamos antes de la jornada de tarde noche. Como os he dicho teníamos contratada la excursión de safari en camello por el desierto del Thar. Nos dirigimos a Khuri, a 40 km de Jaisalmer y penúltimo pueblo antes de llegar a la frontera con Pakistan, país vecino con el que están enemistados históricamente (esto se advierte al observar por la zona muchas instalaciones militares). El púeblo es un típico poblado con chozas del desierto donde los niños harapientos, pero muy sonrientes, te rodean al llegar.
El safari consiste en un paseo por el desierto en camello hasta unas dunas cercanas desde las que contemplar el atardecer. Fue una experiencia muy bonita, porque íbamos mi marido y yo cada un en un camello (con cada uno de nosotros iba un niño que eran los que los guiaban) solos por el desierto disfrutando de la paz de la zona.  Al otro día tenía agujetas hasta en las orejas del paseito en camello, pero fue muy divertido:
Atardecer en el legendario desierto del Thar, si cerrabas los ojos podías imaginarte atravesando el desierto en una de las caravanas que atravesaban el desierto a la busqueda de las preciadas especias.
Por la noche nos ofrecieron quedarnos (por supuesto pagando, aunque muy barato) en una cena en una casa del desierto. Nos divertimos un rato comiendo productos típicos de rodillas en unas pequeñas mesitas, junto a tres italianos muy simpáticos y amenizados con unos cantantes del desierto. Era todo un poco turístico, pero como era en un ambiente íntimo nos divertimos mucho bailando las danzas que nos enseñaron.
Y así terminó este fantástico día en medio del desierto.

Etapa 4: RAJASTHAN III: Jodhpur y Pushkar

Día 6: Jodhpur

Salimos de Jaisalmer a las 10 de la mañana, el jet lag nos tenía un poco cansados y por la mañana nos costaba levantarnos. Hoy tocaba un camino de unos 270 km hacia Jodhpur, que con paradas de descanso duraría unas 6 horas.

Este día sería casi todo de ruta, la tarde la pasamos en el mercado de Jodhpur merodeando entre callejones e hicimos poca visita monumental; pero fue uno de los días que más cosas aprendimos de la cultura india.

Durante todo el trayecto fuimos hablando con nuestro compañero de viaje, después de unos días ya de ruta y de muchas conversaciones; la confianza era algo mayor. Tratamos muchos temas, nos habló de su familia, de la vida de sus padres (que no había sido fácil), de sus hermanos y de la vida que él quería proporcionarle a su mujer y sus futuros hijos. Se consideraba muy afortunado por su trabajo de conductor y nos contó toda su andadura hasta poder conseguirlo. Nos enseñó su carné de conducir (allí comprobamos que su edad era la que nos había dicho al principio, ya que yo dudaba de la misma porque parecía mucho más joven). En el carné de conducir venían dibujados cinco puntos rojos, según nos dijo, por cada accidente te quitaban un punto rojo y a los cinco perdías el carné. Otra curiosidad de este documento, es que a parte de la foto y los datos básicos de identidad, también incluía en un apartado la casta a la pertenecía la persona (como veis la casta al nacer en una u otra medida condiciona toda tu vida).

Hicimos una parada durante el camino sobre medio día, pero eso día habíamos desayunado mucho y tarde; y no teníamos hambre. Así que durante la parada nos quedamos en la proximidad del coche. Al momento nos rodearon un montón de niños que venían de camino del colegio, nos pedían dinero, bolígrafos y que les hiciésemos fotos. Cómo ya os he contado, no dábamos nada a los niños porque aunque con esas caritas que tienen les darías todo lo que llevas, pero no es bueno hacerlo porque si se acostumbran a pedir no van al cole. Me llamaron la atención dos niñas con unos ojos muy grandes que me miraban con mucha timidez alejadas del resto, sin acercarse y sin pedir nada; esa imagen me infundió mucha ternura. La mayor se veía más espabilada pero la más pequeña era más tímida y los otros niños la empujaban con sus juegos. Yo llevaba una horquilla en el pelo con florecitas de colores (compré dos y les tengo mucho cariño porque son de mi luna de miel en Nueva York), así que me la quité pera dársela a la pequeña, pero era imposible por dos motivos, porque los otros niños se abalanzaron en tropel para cogerla y quitársela; y porque ella no extendía la mano (no sé si en casa le tendrían prohibido coger nada o era timidez). Pero en ese momento su hermana, poco más mayor que ella, le cogió la mano, se la extendió e intentó quitarse a todos los otros niños de en medio. La pequeña entonces cogió de esa manera la horquilla, la miró embobada y se produjo una imagen que no olvidaré nunca porque me recordó mucho al cariño y la ternura de los hermanos mayores hacía los pequeños (en definitiva a mi hermana mayor, cuyo cariño y protección siempre me acompañó durante mi infancia), la hermana mayor cogió la horquilla, peinó suavemente el pelo de su hermana, le colocó la horquilla y con una amplia sonrisa tocó su cara con cariño...

Llegamos a Jodhpur sobre las 4 pm, “la ciudad azul”, una ciudad enorme de 1,5 millones de personas (comparada con los 80000 habitantes de Jaisalmer, esta era una gran urbe).

Antes de llegar al hotel nuestro conductor nos paro en un lugar muy próximo a la ciudad, creo que se llamaba Mandore, para conocer sus jardines. Nos dejó solos y emprendimos el paseo. Lo primero que nos llamó la atención al llegar fue una especie de congregación no sé si política o religiosa en el césped, un montón de hombres vestidos de blanco estaban sentados de rodillas en el suelo mientras que otro, su dirigente imagino, les hablaba como en un meeting, contestando todos al unísono las mismas frases.  No hicimos fotos porque no sabíamos si era correcto. Continuamos andando y de repente me veo rodeada de animales, docenas de monos campaban a su aire entre las plantas y una cabra me empezó a seguir el paso, sí, sí, una cabra, miré por el alrededor para buscar a su dueño y nada de nada; bueno pues nada, acompáñame cabrita ja,ja,ja. Por la zona no vimos ningún turista, había familias disfrutando de un día de paseo por el sol y niños jugando. Cuando llegamos a la zona donde se encontraban las construcciones (por lo visto eran también cenotafios pero con un estilo distinto a los que habíamos visto en el desierto).
Dimos un paseo por los jardines y sus monumentos; pero aquí pasamos uno de esos momentos agobiantes que no te dejan disfrutar de lo que ves. Nos rodeó mucha gente haciéndonos preguntas, tirándonos de la ropa, haciéndonos fotos y videos con sus móviles..Yo creo que no tenían mala intención (simplemente curiosidad), pero claro tampoco estábamos seguros al cien por cien, estábamos en una zona solitaria, llevábamos encima una cámara reflex con dos objetivos y otra cámara de video también de valor.... así que amablemente nos despedimos del grupo y nos volvimos al punto de partida. Lo reconozco, yo aquí me agobié un poco.

Llegamos al hotel que se encontraba justo al lado del mercado y de la torre del reloj.
El Pal Haveli, una antigua haveli restaurada que hoy acogía nuestro hotel (recomendado en la Lonely Planet). Es todo de estilo tradicional sencillo, pero en buenas condiciones. Tras dejar nuestras cosas comenzó nuestra andadura por el mercado.

El mercado de Sadar, al pie de la famosa torre del reloj, era un hervidero de gente, motos, animales, puestos, carromatos...Un lugar estupendo para perderse entre bazares, olores a especias, té, frutas...

El primer sitio que visitamos fueron las tiendas de telas. Me habían dicho que era muy barato comprar tela de seda en India, pero para esas alturas ya me había dado cuenta que para comprar algo en India había que tener más paciencia que un santo, regatear, preguntar, tirar, aflojar...ja,ja,ja, como no sirvo para esto y además ¿para qué quería yo telas de seda si esas cosas yo no las uso?; pues decidí que como mucho miraría para regalar a mi hermana un foulard de este tejido y eso hice.
Un precioso foulard multicolor me costó 7 euros y un buen quebradero de cabeza por el regateo (para un simple pañuelo te hacen sentarte en una habitación con sillones y negociar y negociar…).
Después, yo había visto entre las callejuelas tiendas de loza y ahí sí que cogí al chofer por banda, le dije que me acompañase y que me comprase él las tacitas porque ya estaba harta de negociaciones y timos asegurados. Compré media docena de tacitas de té indias por 1,5 euros todas. Después de esto, yo había visto que en el desayuno al servirnos el té usaban unos coladores muy labraditos y muy chulos. Así que claro, quería uno, pero a ver quien era el guapo que sabía decir colador en inglés, ja,ja,ja, fue una de las anécdotas más divertidas del viaje, yo y mi marido usando nuestras dotes de mímica para hacer entender a nuestro amigo el conductor lo que queríamos comprar. Al final, después de un montón de risas y de un agolpamiento masivos de curiosos que también querían ayudar a descifrar la incógnita de lo que querían comprar los guiris estrafalarios; nuestro amigo acertó el acertijo y nos llevó a una de las calles del bazar donde había una especie de “ferretería” donde compré mi colador indio.
Nos dirigimos a una de las tiendecitas de especias donde compramos té (soy amante de esta infusión y compré muchas variedades, todas buenísimas), pimienta, azafrán, masala....Nos dejamos una buena pasta y un buen dolor de cabeza por el tira y afloja en el precio (sí,sí, también aquí)...pero la compra mereció la pena, estos tés me han alegrado las tardes durantes muchos meses ya en casa
Compramos fruta en los puestos para comer en los siguientes días, ya que en los restaurantes nunca comíamos fruta pelada por miedo a las enfermedades. La fruta aunque la pelamos, antes la lavamos muy bien, ya que para que sean bonitas las riegan con el agua local.
Como ya os he dicho este fue un día fantástico que culminamos en el patio del hotel, comiéndonos nuestras frutas en las mesas al fresquito de la noche.

Día 7: Jodhpur

Desayunamos en el restaurante del hotel que se encontraba en una terraza superior, por lo que las vistas del fuerte nos acompañaron mientras saboreábamos el té masala matutino.

Meherangarh es un fuerte que domina la ciudad sobre una loma de 125 metros. La vista del mismo al pie de esta montaña impresiona, pero su visita, debido al enclave y a una audio guía en español que te trasladará en el tiempo y te hará revivir sus tiempos gloriosos; te cautivará por los siglos de los siglos..
La visita (500 rupias los dos en 2008) es totalmente recomendable. Al inicio de la visita, delante de la vista de la preciosa ciudad azul (en la antigüedad sólo los bramanes podían pintar su casa de azul, pero hoy día puede hacerlo quien quiera), la audioguía e transporta a las guerras y la vida de los clanes guerreros rajputas y así poco a poco te va embaucando con historias sobre la fortificación y sobre la vida de la época.
Me llamó mucho la atención la historia del último sati en 1845 que se realizó en el palacio. El sati es un ritual en el cual a la muerte del marido sus mujeres se adentraban en la pira funeraria, haciendo una inmolación voluntaria y muriendo junto a él. Esta historia cuenta como tras la muerte de este maharajá de forma espontánea, sus mujeres lo siguieron hasta la pira funeraria situada en el lago de más debajo de la loma y al salir dejaron señaladas en rojo sus manos en la puerta del palacio (se pueden ver estas manos). Antes de viaje leí muchos libros sobre la India. En ellos se reflejaba que este ritual se prohibió por ley hace muchos años; pero aún hoy hay muchas mujeres que aparecen muertas tras el fallecimiento  de sus esposos y todos sus allegados dicen que la señora ha hecho sati; cuando en realidad son auténticos asesinatos encubiertos por parte de la familia del marido para no hacerse cargo ni tener que alimentar a estas viudas. Todo un ejemplo de la dureza de la vida de la mujer en India.
Este día se encontraba de visita algún miembro importante del gobierno, creo que por ello había en el patio una banda de música
Nos adentramos con nuestra audioguía por las distintas estancias del palacio, patios con paredes llenas de agujeritos que comunicaban con pasillos(para que las mujeres, que no podían salir de los aposentos, disfrutaran de la vista de la calle) y rincones de belleza singular.

Dentro de este fuerte empezó mi vida de estrella, ja,ja,ja. Sí, al principio no lo entendía y pensaba que cuando la gente me preguntaba si podía hacer una foto, era para que yo se las hiciese y no; me preguntaban si se podían hacer una foto conmigo. No es que yo sea una belleza, ni tenga un cuerpo glamoroso ni nada de eso, hay que entender que en estos lugares turísticos hay muchos turistas indios que vienen de zonas del país donde no es normal que aparezcan extranjeros, así que cuando nos ven les parecemos de lo más exótico, sobre todo las mujeres (vamos en pantalón, con zapatillas de deporte, pelo corto...) y nuestros rasgos son muy diferentes... Me hice por lo menos 20 fotos con gente diferente, sobre todo con mujeres que me achuchaban en la foto como si me conociesen de toda la vida y por supuesto todos antes pedían permiso a mi marido. Era curioso porque primero le decían que tenía mucha suerte por tenerme como esposa (esto aún se lo estoy recordando, “ehhhh que en la India te dijeron....” ja,ja...) , después nos preguntaban cuanto tiempo llevábamos casados, nuestra edad, a qué nos dedicábamos y si teníamos hijos (todos se quedaban muy asombrados de que ya cumplidos los 30 años no tuviésemos hijos y nos daban fórmulas o plegarias para convertiros en padres; nosotros por prudencia no les decíamos “no,no señor, si nosotros sabemos cómo se hacen los niños, es que aún no los queremos”...ja,ja.. esto no lo hubiesen entendido).

Tras esta fascinante visita al fuerte nos dirigimos al cenotafio de Jaswant Thada. Un precioso edificio de mármol blanco desde el que hay unas bonitas vistas del fuerte. Allí nos tiramos un rato en el césped para descansar  y tirar fotos:
Este día almorzamos en un restaurante que recomendaba la Lonely Planet, On The Rocks, que nos gustó mucho. Puedes sentarte en un gran jardín al aire libre, donde nos comimos unos noodles y un cordero buenísmos.

Tras la comida fuimos a ver el Palacio y museo de Umaid Bhawan, de 1929. Es un palacio privado donde observar la fastuosidad de los ricos y nobles en India.
En el museo hay muchos detalles donde observas la riqueza de los propietarios, sinembrago lo que más nos llamó la tención fue el sistema antiincendios que había en os pasillos (ja,ja,ja unos cubos de arena de los de toda la vida):
Casi a las 6 tarde llegamos de nuevo a nuestro hotel donde nos duchamos y descansamos un rato. Terminamos la jornada cenando con unas vistas magníficas en el restaurante de la terraza al aire libre de nuestro hotel. Justo en el edificio de al lado hay una especie de fiesta con música a toda pastilla y comida. Nos dijeron que era algo religioso por lo que observamos con interés todo lo acontece a nuestro alrededor. 

Día 8: Pushkar

Hoy era un día especial para nosotros, nuestro aniversario de boda. Después de cuatro horas de viaje llegamos a la ciudad de Pushkar. Es uno de los centro de peregrinaje hindú por excelencia ya que contiene uno de los poco templos de Brama en el mundo. Vimos algunos documentales de viajes sobre la India en TV antes de emprender nuestro viaje a esta ciudad, en ellos siempre la rodeaban de una aura especial, así que nos pareció un lugar magnífico para celebrar ese día especial. Pero nos equivocamos, nosotros no vimos este aura por ningún lado, no nos pareció nada espiritual, sino una ciudad llena de tunantes y sacerdotes con mucha cuentitis...

Después de almorzar y descansar en el hotel, llamado Master Paradise, un hotel sencillo y pequeño; quedamos con nuestro amigo a las 18 horas y fuimos para el centro de la ciudad. Allí otro de sus conocidos nos conduciría por las callejuelas de la ciudad. Pero con este personaje sí que tuvimos un encontronazo, ya que nos llevaba a todos los sitios a toda velocidad y sólo quería que comprásemos cosas. Por ello, tras pretender que hiciésemos un ritual en el lago, a cambio de dinero claro, le dijimos que nos dejase solos, que no queríamos más su compañía (nos amenazó con el inconveniente de pasear solos pero le dimos esquinazo sin problema). A la vuelta le explicamos a nuestro conductor lo poco agradable que había sido la visita con este señor y él ante el agravio nos regaló unos CD de música del Rajasthan (fue un detalle pos su parte).

Previo pago, visitamos el templo Brahma. Puskhar es una ciudad de peregrinaje por este motivo, por albergar el único templo a este dios que existe (Savitri la primera esposa de Brama, molesta al él casarse con otra mujer, juró que no sería venerado en ningún otro lugar). Para entrar en el templo tienes que dejar la cámara fuera (por ello no tenemos fotos), los zapatos (llevad calcetines gorditos) y el móvil (unos meses antes en otro templo de la India había habido un atentado masivo debido a una bomba instalada en un móvil). El templo en sí no es nada del otro mundo, hay mucha gente y muchas ofrendas (por estas ofrendas de comida y flores; muchas veces en no muy buen estado, creo que había un olor tan penetrante como a vómito). En el altar esta la figura de Brama con sus cuatro cabezas y su segunda mujer al lado.

Tras esta visita llegamos a los “Ghates”, así es como se llaman a las escaleras que bajan a las aguas rituales (de lagos o ríos). Allí como ya os he dicho, había unos sacerdotes haciendo ceremonias, pero todo se notaba que era una parafernalia hecha para sacar el dinero a los guiris, eso de espiritual tenía poco. Empezaron a presionarnos con hacer no se qué plegaria y echar unas flores al río; nosotros les dijimos que bueno pero que no dábamos dinero y eso ya no les gustó. Ahí fue cuando mandamos al “guía” a paseo. Uff, este fue otro momento de colapso y de decir “¡por favor, que nos dejen en paz!”, se nos quitaron las ganas de fotos y charlas; pero afrontamos, creo que correctamente, la situación.
Ya sin prisas y solos; emprendimos el paseo por las bulliciosas calles de la ciudad llenas de puestos y tenderetes (como es una ciudad de peregrinaje a ella acuden muchas personas). En los puestos había unos bolsos y ropas muy chulos (no los volví a ver en todo el viaje); pero no nos quedaban ganas de perder el tiempo en negociaciones.

Preguntamos y dimos con un restaurante que recomendaban en la Lonely Planet. El Rainbow Restaurant, un bullicioso restaurante con una terraza en la planta superior donde cenamos unas pizzas estilo indio en compañía de unas preciosas vistas al lago al anochecer
Había un ambiente muy hippie, el olor a marihuana invadía el ambiente y estábamos rodeados de guiris mochileros de 18 años…ja,ja,ja ¡qué romanticismo para nuestra cena de aniversario! Pero lo pasamos bien ya que tuvimos una entretenida conversación con una pareja de belgas muy viajeros.

Etapa 5: RAJASTHAN IV: Jaipur

Día 9: Jaipur

Llegamos a Jaipur la conocida como “la ciudad rosa”, debido a que el marajá  Ram Singh en 1876 la hizo pintar de rosa (color de la hospitalidad) para recibir al Príncipe de Gales. Este color aun perdura en todas las fachadas de la ciudad vieja.
Es una ciudad grande de 2,7 millones de habitantes. Nada más entrar te das cuenta de esto ya que las avenidas son más grandes, el tráfico es enorme y caótico. Adviertes como el conductor va con los 5 sentidos puestos tras el volante para no arrollar una vaca, una moto sobre la que van cuatro personas o un carromato tirado por un camello. Nos parecen muy curiosos los andamios de los nuevos edificios en obra.
Lo primero que hicimos fue ir a la casa de Rajú, el dueño de la empresa con la que habíamos contratado el viaje. Vivía en una especie de chalet de una zona residencial. Al entrar en la casa vimos los zapatos de las personas en la puerta y advertimos que la casa estaba muy limpia. Subimos a la parte de arriba donde tenía las oficinas. Nos pareció un señor muy correcto y educado. Nos ofreció un té masala y mientras lo tomábamos conversamos acerca de como iba el viaje, de la India, etc; y pagamos el resto de dinero que le debíamos hasta completar el total de la suma.

Tras esto llegamos a nuestro hotel Dear Rawatsar, un hotel pequeñito ubicado en la casa de una familia aristocrática y que la han transformado para tal fin. La habitación y el cuarto de baño son muy grandes y están limpios; pero el resto de zonas estaba un poco destartalado. Almorzamos allí donde la comida era escasa y no excesivamente buena en comparación con los platos que habíamos comido en otros lugares.

Tras el almuerzo y descansar un rato; tomamos rumbo a Birla Temple. Aquí empezaron los problemas cuando nuestro conductor nos explica los planes para el día siguiente y no nos incluye la visita en elefante. Nosotros le insistimos en que en todos los emails que nos han mandado desde el principio esto se incluía y él nos dice que vale, pero que si nos lleva lo tenemos que pagar. ¿Cómo?, mi marido se puso muy serio y le dijimos que llamábamos a Rajú, que nos dejase su teléfono (desde el nuestro costaba una pasta) y nos lo dejó sin problemas. Llamamos y nos confirma que todo habría sido un malentendido, que sí lo teníamos incluido. En fin, que no pasó nada, pero esto hizo que nosotros nos sintiésemos mal, no nos gustan estas situaciones (no somos de quejarnos mucho y cuando nos obligan a hacerlo no es plato de gusto para nosotros), teníamos la sensación de que el conductor nos la había intentado colar (como ya habíamos visto a su jefe y ya habíamos pagado…) y no nos gustó después de la buena relación de los días anteriores. Esa tarde la relación con él fue tensa, pero no por nuestra parte (no somos muy rencorosos), él estuvo desde ese momento poco receptivo.

El Birla Temple es un enorme templo de mármol blanco que fue construido durante el año 1988, por el Grupo de Industrias de Birla, una familia de magnates de la India. El templo está dedicado a Lord Vishnu (Narayan), el conservador y su consorte Lakshmi, la diosa de la riqueza. Debido a esta razón, el Templo Birla es también conocido como Templo de Laxmi Narayan. El templo se yergue sobre una plataforma elevada, a los pies de la colina Moti Dungri. Las tres enormes cúpulas del templo representan tres enfoques diferentes a la religión. No nos dejaban entrar las cámaras de fotos y teníamos que entrar descalzos dejando zapatos y pertenencias en unas taquillas (como lo sabíamos dejamos la cámara en el coche y por ello no tenemos fotos del lugar). Al salir sufrí otro momento tenso, mi marido se despistó un poco y yo me quedé sola sentada en el banco volviéndome a poner los zapatos tras la visita. En ese momento me rodearon un grupo de hombres con los móviles en la mano, hablando entre ellos, emocionados haciéndome fotos. Me agobiaron un poco, tampoco creo que llevasen mala intención, pero no pidieron permiso para hacerme las fotos y estaban todos cerquísima encima mía. Yo les decía que se alejasen, pero ni caso hasta que mi marido se percató de la situación, les dijo que por favor se separasen que me estaban agobiando y a él si le hicieron caso.

Después de esta visita nos dirigimos a la ciudad vieja y le dijimos a nuestro conductor que para esa tarde no queríamos guía. Nos dijo que la zona no era segura, que era mejor ir con alguien pero pasamos del ofrecimiento y de que nos metiese miedo; y nos dispusimos a recorrer las calles y los bazares nosotros solos. La ciudad fue diseñada con un trazado moderno en rectángulos y cada zona estaba dedicada a comercios de un oficio. Nos pareció una ciudad muy bonita, pero es una pena que esta ciudad que podría ser una maravilla por su arquitectura y por su revoltijo de bazares; esté tan descuidada y sucia (¡qué pena que no se cuide y fomente el patrimonio!). Nos pararon unos cuantos preguntándonos millones de cosas pero todos al final con la misma finalidad, que les diésemos dinero (la verdad es que cuando fuimos con “guía” no se acercaban los pesados, pero cando vas solo tienes que tener más paciencia que un santo para ahuyentar a los plastas); así que ya hartos pasamos de todos, poca charla y mucha observación. Pasamos una tarde entretenida entre edificios rosas, bazares (las tiendas me parecieron muy caras) puestos callejeros de flores y calles atestadas de tráfico:


Al anochecer y antes de ir a cenar paramos en este lago donde se encuentra este palacio que parece que flota en sus aguas como un espejismo
Por la noche cenamos en el jardín de un restaurante de las afueras, Pink City Restaurant, era algo más caro, pero cenamos amenizados con música de unos cantantes de música tradicional.
Día 10: Jaipur
Nos levantamos temprano, desayunamos y a las 7:30 am habíamos quedado con el conductor.

Iniciamos la visita con la espectacular vista del Palacio de los vientos (Hawa Mahal), es uno de los edificios emblemáticos de Jaipur. Construido como una extensión de la zenana (área de la casa donde vivían las mujeres) en 1799 para que las damas de la casa real pudiesen observar la vida de la calle sin ser vistas, por ello su fachada está llena de pequeños agujeritos en forma de panel (de ahí el nombre de Palacio de los vientos).
De ahí fuimos a recoger a nuestro siguiente guía y os aseguro que de estar acompañados de este persona no nos arrepentimos en absoluto, hablaba español correctamente, era educadísimo y además él si era un guía titulado de verdad. Nos dio su tarjeta por si algún amigo visitaba la ciudad, por ello pongo su nombre y teléfono por si os interesa (Ram Swaroop Sharma 00 91 94144-54246).

Nos dirigimos al fuerte Amber, una impresionante fortaleza a 11 kilómetros al norte de Jaipur. La carretera de acceso tiene muchas curvas pero el paisaje es precioso. Este palacio se encuentra encima de una colina rodeada por dos valles y por tanto está rodeado de otras colinas donde se encuentra la muralla que lo rodea (todo ideado para no ser asaltado). El coche te deja en la zona de abajo y para subir tienes que usar uno de los medios de transporte que allí se ofertan, nosotros lo hicimos en elefante. Allí compramos la entrada (la del Palacio, ya que el elefante estaba incluido en el tour como ya os he mencionado). Es muy bonito ir ascendiendo lentamente a lomos de este paquidermo (pero me dio un poco de pena por el pobre animal). Al llegar arriba empiezas la visita en el patio donde se encuentran todos los elefantes.
Cuando estás subiendo en el elefante te hacen unas cuantas de fotos y al terminar te las intentan vender, nosotros compramos una de las tres que nos ofrecieron. Pues bien, durante todo el día, por todos los rincones de la ciudad que visitábamos aparecía alguien distinto con las dos fotos que no compramos intentándonoslas vender de nuevo, ¡impresionante!, no sé que red de información tienen trazada pero estaban en todos lados, ja,ja ja, al final compramos las que faltaban para que ya nos dejasen de una vez en paz (pero bueno, nos costaron muy baratas).

El primer lugar done nos llevó nuestro amigo el guía fue a las almenas del palacio, desde donde se observaba la muralla que rodeaba a todo el enclave en la colina circundante y en fondo del valle los huertos y lagos
La visita al enclave se nos hizo muy amena, nos explicó perfectamente toda la organización de la vida en palacio, qué era la zenana, el sistema de jerarquías de las mujeres del marajá y de las concubinas (la patrani era la primera esposa y su hijo era el heredero; la rani la tercera…), las reuniones de hombres, etc.
También nos explicó la estructura del palacio, los distintos materiales que reflectaban la luz y mantenían el calor en invierno; el sistema de acequias y conductos de agua que servían como aire acondicionado en verano y las estructuras de los jardines. En fin, toda una obra arquitectónica realizada siglos atrás pero con comodidades que parecían ideadas en nuestros tiempos.

Hay un azulejo en una de las estancias que enseñan a todos los turistas porque según lo mires se ve una trompa de elefante, una mariposa, una abeja, un escorpión, un pez o un rabo de león.
En un momento de la visita dos chicas brasileñas que después nos contaron que estaban viajando solas por toda Asia, quedaron maravilladas de las explicaciones que escuchaban a nuestro guía y  preguntaron a él y a nosotros si nos importaba que ellas nos acompañasen también. Les dijimos que no había problema pero que la visita la seguiríamos haciendo en español aunque ellas podían preguntar en inglés. Entendían español aunque apenas lo hablaban, fueron muy agradables y pasamos un buen rato todos juntos. Cuando finalizó la visita del fuerte ellas dieron al guía 200 rupias de propina y nosotros continuamos con él de nuevo hacia Jaipur.

Pusimos de nuevo rumbo a la ciudad, no os he contado que Jaipur fue erguida por Jai Singh segundo en 1727, que aprovechando la decadencia del Imperio Mongol decidió trasladar la ciudad desde el fortificado y congestionado Amber hasta la preciosa Jaipur, una de las primeras ciudades construidas previamente sobre plano (con trazado ordenado y rectangular). Pues bien, este señor a parte de ser un magnífico guerrero era un gran estudioso interesado en muchas ciencias, incluida la astronomía, por lo que en la ciudad creó un impresionante observatorio (Jantar Mantar). Es muy interesante pasear entre estas impresionantes construcciones realizadas para medir el tiempo y el curso de los planetas. Hay un enorme reloj de sol del cual nuestro guía nos explicó el funcionamiento, unas pequeñas representaciones del zodiaco, etc; en fin, todo un pequeño parque de atracciones de astronomía y conocimiento
No nos dio tiempo de ver el Palacio de la ciudad porque cerraban temprano, pero tampoco teníamos mucho interés después de haber visto ya el de Jodhpur.

Almorzamos tarde en un restaurante muy concurrido y ambientado otra fantástica comida y tras esto le dijimos a nuestro nuevo amigo el guía que queríamos comprar unos zapatos de esos típico de la India, pero que por favor, no nos llevase a las típicas macrotiendas cazaguiris, sino a cualquier tiendecita normal donde nos hiciesen un precio razonable sin tanta parafernalia ni charloteo ya que estábamos hartitos de gente cansina. Nos llevó a una tiendecita donde compramos unos cuantos de zapatos indios por menos de 8 euros el par (no sé si será cara o barato pero el regateo fue cortito). Te enseñaban como los fabricaban enteros a mano.
El día había estado fantástico, pero al avanzar la tarde empezó a nublarse y nos empezó a llover por lo que decidimos irnos al hotel. La propina que nos había dicho el conductor para dar a los “acompañantes buenos” era de 400 rupias, pero esta cantidad nos pareció demasiado poco para lo profesional que había sido y le dimos 600 rupias a nuestro amigo que recibió con mucho agradecimiento. Era pleno monzón, así que esta lluvia era totalmente normal, pero era impresionante observar como continuaba la vida de la ciudad bajo esta lluvia torrencial que inundaba todo (os imagináis como era el sistema de alcantarillado), la gente deambulaba empapada, carromatos, charcos enormes….Una escena preciosa que observamos en la calle y desde la terraza de la habitación hasta bien entrada la noche.

Etapa 6: UTTAR PRADESH I: El Taj Mahal y viaje en tren 
Día 11: Fatehpur Sikri y Agra

Hoy era el día del cambio de estado, hoy dejábamos atrás el “estado de los Rajputs”, el Rajasthan, para adentrarnos en el estado más poblado de la India, Uttar Pradesh. Tras recorrer durante 4 horas diferentes carreteras y  pagar un impuesto creo que por entrar en carreteras de un nuevo estado (el impuesto lo pagó el conductor, ya que iba incluido en el precio del viaje), llegamos a nuestro primer destino en el nuevo estado, Fatehpur Sikri, una ciudad fantasma que se encuentra a 40 km al sur de Agra.

Fatehpur Sikri fue una ciudad erigida por el emperador mogol Akbar en 1571. Fue la capital del Imperio Mogol durante 14 años, formando un bello ejemplo de la ciudad amurallada mogol, con grandes zonas públicas y privadas. Construida en honor del santo sufi Salin Chishti, ya que según cuentan, el gran emperador Akbar desesperado al no conseguir descendencia, fue a Sikri a consultar a dicho santo y este le predijo el nacimiento de un heredero para el trono; y cuando la profecía se cumplió (Akbar tenía tres mujeres, musulmana, cristiana e hindú; y su hijo fue concebido con la esposa hindú), Akbar construyó aquí su nueva capital. Este emperador fue un inteligentísimo estratega que conquistó casi todo el norte de la India, era musulmán, pero creía en la hermandad de todas las religiones (en un único dios); y aunque era analfabeto, se rodeó de sabios de distintas confesiones para teorizar sobre una especie de sincretismo entre todas las religiones. Por lo que construyó aquí su ideal de ciudad (Fatehpur, ciudad de la victoria), bonita, majestuosa y donde viviesen eruditos de todas las religiones para debatir y conversar. De hecho, esta fue la única locura de Akbar, ya que esta ciudad a pesar de ser una impresionante obra arquitectónica, se construyó en una zona de escasez de agua, por lo que por ello se cree que fue abandonada tras la muerte del emperador, trasladándose la población a Agra (ciudad bañada por el río Yamuna). Fue una de las edificaciones que más nos gustó en nuestro viaje, patrimonio de la humanidad y perfecto ejemplo del arte indo-islámico; Fatehpur Sikri se alza bien conservada ante los ojos del visitante.

La ciudad abandonada  se encuentra en un cerro. Creo que hay que dar gracias a que fuese abandonada, porque lo que vimos (que no fue todo) estaba muy bien conservado (hasta ahora, todas las zonas habitadas de a India que habíamos visto estaban muy deterioradas). Aunque ha sido saqueada y robados muchos de sus tesoros durante siglos. El parking está abajo y para subir decidimos usar un tuc-tuc, nos costó 50 rupias, es decir, casi nada y fue muy divertido subir con el pelo al viento en este cacharro. Los tuc-tucs son estos cachivaches con ruedas,  aunque esta foto es de otra zona:
Pactamos la visita con un guía de los de por allí por 100 rupias, el conductor nos sirvió de interprete con los hordas de “guías” que se ofrecían. El precio pactado era escaso (menos de dos euros), pero el tío era un tunante de mucho cuidado, la verdad es que nos detalló los sitios más representativos de la mezquita, nos dijo los mejores puntos para hacernos las fotos (él nos hizo muchas), pero a toda pastilla y siempre queriendo parar para que comprásemos o pagásemos por algo (que si atar un lacito en el mármol de la tumba del santo para tener descendencia, que si comprar esto para....). Pero como no caímos en sus trampas al final de la visita pidió más dinero, menos mal que nuestro conductor se puso serio y le dijo que lo pactado era lo pactado.

Pasamos con el tuc-tuc por la puerta de Agra, una de las entradas de la ciudad y a los lados ya empiezas a ver edificios de la urbe, pero centramos nuestra visita en la gran mezquita Jami Masjid. La entrada principal a la misma es la colosal Buland Darvaza o Puerta alta. Se construyó después que la mezquita (en 1576), tras la victoria militar de Akbar en Gujarat. Es una de las puertas más altas de Asia con 54 metros de altura. Te sientes diminuto al subir por las empinadas escalinatas hasta su base.

Al cruzar la puerta te hacen descalzarte y accedes a un enorme patio rodeado de una especie de claustro,  en uno de los extremos del mismo se encuentra la tumba del santo sufí, toda construida en precioso mármol blanco labrado resaltando con luminosidad sobre el patio y la mezquita de arenisca roja.
Es un lugar de peregrinación para las mujeres indias que no pueden quedar en estado. Su interior es un conjunto de pasillos con paredes escritas con frases del Islam en los cuales se refleja la luz que entra por las ventanas labradas en los bloques de mármol. Para entrar te tienes que poner como una especie de gorrito estilo judío. Ha quedado la creencia de que si atas un hilo de lana en una de estas ventanas de mármol concebirás un hijo, pero si tienes interés llévate el hilo de casa porque te piden 10 euros por él, ja,ja,ja... Nosotros pasamos de hacerlo, a lo mejor hubiese sido divertido, pero el guía nos llevó a uno de estos supuestos sacerdotes que te hacen la ceremonia para que ates el hilo y nos pareció una estafa montada supuestamente para conseguir dinero para niños que no nos creímos en absoluto.
La mezquita es muy bonita y en ella se pueden observar múltiples detalles de la simbiosis de las dos culturas. Las fotos con los distintos arcos de fondo de estilo musulmán quedan preciosas, así cómo las que se hacen a contraluz. Un ejemplo recortado, ya que os habréis dado cuenta no me gusta mucho salir en las fotos...
En Agra nos alojábamos en el hotel Utkarsh Vilas, www.utkarshvilas.com, un hotel a las afueras de la ciudad, muy normal y con poco que reseñar. Almorzamos en él y descansamos un rato antes de iniciar la que sería la mejor visita de todo el viaje.

A estas alturas confesamos que ya estábamos un poco cansados y la vista al Taj Mahal fue la inyección que necesitábamos para animarnos y seguir descubriendo este país. Os puedo asegurar que nunca imaginé que este edificio me impactase y enamorase tanto. Lo habréis visto millones de veces en fotografías, en televisión y en el cine; pero por mucho que os cuenten o leáis acerca él, hasta que no lo tengáis ante vuestros ojos no os podréis hacer una idea de lo mágico que es.

El conductor nos dejó en la puerta del parque que hay que atravesar hasta llegar al recinto. Por el camino os asaltarán millones de guías para que los contratéis, no os lo recomiendo porque de este edificio hay información sobrada en cualquier guía y lo más interesante de su visita es sentarse ante él y contemplarlo en tranquilidad fijándote en los detalles que previamente has recabado (si te dejan, claro). La entrada cuesta 750 rupias e incluye una botella de agua. Nosotros no lo entendimos bien, no recogimos la botella en el momento y al darnos cuenta no dimos la vuelta a  la taquilla para recogerla porque pensamos que dentro podríamos comprar agua. No fue así, dentro sólo hay grifos para beber, como a los turistas no se nos recomienda beber el agua corriente y dentro me entró el calor más grande que he pasado en mi vida (pensaba que me ahogaba de calor y yo sin agua) me tocó suplicar al militar de la puerta para que me dejase salir para recoger la botella y luego me dejase entrar de nuevo (la verdad es que fueron muy amables, pero os recomiendo que no os olvidéis entrar con agua embotellada). Las colas para entrar (una de hombres y otra de mujeres) no es que sean muy largas, pero sí son muy agobiantes porque la gente empuja mucho. Aquí os daréis cuenta de la inmensidad de la India, aunque este monumento sea el más visitado por extranjeros también lo es por el propio turismo indio que sobrepasa con creces al extranjero.

El Taj Mahal es un complejo de edificios construido  por el emperador musulmán Shah Jahan (nieto de Abkar) de la dinastía mogol entre 1631 y 1654. Este imponente conjunto, construido a orillas del  río Yamuna, se erigió en honor de su esposa favorita, Arjumand Bano Begum -más conocida como Mumtaz Mahal- quien murió dando a luz a su 14ª hija. Por tanto, es un edificio funerario y hecho por amor; aunque ambos no están enterrados en las tumbas que se pueden visitar en el interior, sino en el subterráneo del edificio. Los gastos para su elaboración fueron desorbitados y se estima que la construcción necesitó el esfuerzo de unos 20.000 obreros. Aunque según cuentan el emperador iba mucho más allá y su intención era construir en la otra orilla del río (como en visión de espejo o en negativo) otro edificio de iguales características pero en mármol negro donde él sería enterrado. Dicen que por este gasto desorbitado su hijo le usurpó el trono y los últimos años de su vida el emperador los pasó prisionero en el fuerte de Agra desde cuyas ventanas se puede observar el Taj mahal. Fue enterrado sin gran ceremonia al lado de su mujer, construyéndose una pequeña tumba al lado de la de su esposa en el interior del Taj (esta tumba añadida es lo único que rompe la simetría en todo el conjunto de los edificios). Puerta de entrada interior.
No puedo explicar porqué, pero creo que el conjunto de características que rodea a su construcción (la perfecta y total simetría de sus componentes; la ubicación que hace que no aparezca ante tus ojos hasta el último momento; los materiales como el mármol y las piedras semipreciosas que reflejan la luz y lo hacen cambiar de tonalidad según va cayendo la tarde; su posición en alto que logra que detrás sólo se pueda contemplar el cielo y los pájaros de fondo; el estanque en el que se refleja suavemente; la mezquita al oeste –con su simétrica al este-  de arenisca roja que lo flanquean y consiguen que resalte aún más.....) lo hacen mágico. En fin, toda una obra de ingeniería y de buen gusto.
El interior se puede visitar pero no dejan hacer fotos. Hicimos fotos en el exterior desde todas las perspectivas (es muy difícil sacar buenas tomas porque hay  mucha gente y  a todos les encanta salir en la fotos por lo que no se suelen apartar) y contemplamos el tenue cambio de color del edificio con la caída del sol.
Cuando ya se hace casi de noche los militares toman el recinto y te hacen retroceder y salir casi a punta de metralleta (lo vi un pelín excesivo). Nosotros nos retrasamos un poco más porque un grupo de estudiantes de ingeniería del sur de la India, nos preguntaron si podíamos hacernos fotos con ellos (bueno de mi marido pasaron un poco, sobre todo les volvía a interesar yo, ja,ja,ja otra vez salió mi vena de estrella), me rodearon y en concreto las chicas estaban súper emocionadas (gritaban y todo como si les hiciesen fotos a su ídolo más querido). Fueron muy amables y lo hice encantada pero a la vez alucinada por tanto interés. Aquí veis la foto de todas ellas conmigo (el objetivo de sus cámaras) en medio.
Esa noche cenamos en la habitación del hotel jamón serrano al vacío que habíamos traído de casa por si sucedía alguna emergencia culinaria y aunque no nos quejamos de la comida india, ese jamoncito nos supo a gloria bendita.

Día 12: Agra y viaje en tren

Teníamos todo el día para conocer Agra porque el tren hacia Varanasi no lo cogíamos hasta las  9 de la noche. Pero claro, íbamos a estar todo el día rodando por ahí sin poder descansar porque sólo podíamos estar hasta las 12 de la mañana en el hotel y a partir de esa hora carecíamos de alojamiento en la ciudad. En previsión a esto y debido también a que ya estábamos muy cansados; quedamos con nuestro conductor a las 12 de la mañana.

Nos dirigimos en primer lugar al fuerte de Agra, una de las fortalezas de la época de la ocupación mongol más bonitas de la India. Su construcción fue iniciada también por Akbar en 1565 como enclave militar, de ahí sus impenetrables murallas de arenisca roja (doble murallas de más de 20 metros de altura y 2,5 km de circunferencia).
Y poco a poco sus descendientes lo fueron completando, sobre todo su nieto Sha Yahan (el constructor del Taj Mahal) que lo transformó en palacio en su interior llenándolo de jardines y edificios de mármol blanco:
Hay innumerables salas con zonas de visita, algunas de ellas son el Musamman Burj o el Khas Mahal (torre octogonal y palacio de mármol), zonas donde Sha Yahan estuvo preso y pasó los últimos años de su vida. Desde estas ventanas se contempla el río Yamuna y el Taj Mahal en el fondo. Como se puede apreciar en las fotos (se ve el humo) el Yamuna como es uno de los ríos sagrados está repleto de piras funerarias en sus orillas:

En los detalles de la arquitectura se pueden apreciar las mezclas de estilo (hindúes, de Asia central e islámicas):
Al terminar la visita fuimos a comer a un restaurante del que no recuerdo el nombre, pero que nos gustó mucho, había muchas familias locales disfrutando del almuerzo. En esta, al ser ya una gran ciudad, te podías cruzar ya con chicas vestidas al modo occidental, detalle que no advertimos los días anteriores.

Tras el almuerzo, teníamos toda la tarde por delante, pero no nos apetecía visitar más monumentos, por lo que le dijimos al conductor que nos llevase a la orilla del Yamuna para contemplar al menos desde lejos al llamado Baby Taj (en la otra orilla). Este edificio (Itimad Al-Daulah), es la tumba del noble persa Mizra Ghiyas Beg, padre de la esposa del emperador y recuerda en estilo al maravilloso Taj Mahal.
En el río se podían ver los búfalos dentro del agua con los pájaros en sus cabezas, al puro estilo National Geographics.
Mi amigo me había recomendado que fuésemos a la orilla del Yamuna para ver por detrás el Taj Mahal y las piras funerarias, pero en aquel momento ya estábamos saturados de suciedad, pobreza, vendedores agobiantes y lo de los crematorios no nos parecía una estampa muy agradable. Por ello le preguntamos al conductor que si Agra era una gran ciudad tendría Centros Comerciales o Hipermercados,¿no? (teníamos curiosidad por conocer la cara capitalista de la India). Nos contestó que sí y nos llevó a uno de ellos. La idea era dar un paseo para ver que tal eran las tiendas, cafeterías y supermercados al estilo occidental...pero de esto nada de nada, el Centro Comercial lo único que tenía de occidental era un Mc Donald, el resto era una serie de tiendas con muy poco género repartidas en un soso edificio.

Para despedir al conductor nos tomamos un café con pasteles con él en una cafetería de la cadena Costa Café de un hotel de la ciudad. Allí charlamos francamente con él y le agradecimos (aunque había habido alguna situación de malentendido) su atención hacia nosotros durante estos días. Le dimos una propina de 35 euros, que no sé si será poco o mucho, pero que en aquel momento era lo que nos permitía el presupuesto que llevábamos. Como os decía en la primera parte de este diario, para nuestra mentalidad occidental hay muchos detalles que pueden chocar (e incluso sacar de quicio), por ejemplo que te intenten dirigir a determinados sitios por comisión, etc.. pero siempre hay que intentar ponerse en el lugar de estas personas y comprender su modo de vida.

De allí nos fuimos a la estación de tren, nos despedimos del conductor que llamó a uno de los porteadores que allí había (un señor mayor con turbante en la cabeza, con el torso desnudo y una especie de trapo liado a modo de pantalón) que me dejo totalmente alucinada cuando cogió mi maleta que pesaba un quintal y se la puso encima la cabeza. Quedamos con este señor en que por 50 rupias a parte de llevarnos las maletas no avisaría cuando llegase el tren y nos indicaría el andén. En la estación nos sentamos en unos bancos esperando alucinados hasta que llegase nuestro tren. Y digo alucinados porque no os podéis imaginar las escenas que se advertían en la estación, gente por todos lados con bultos, carromatos, vendedores que gritaban sus viandas, gente cruzando las vías sin usar los pasos elevados, alguna rata que pasaba alegremente, trenes que llegaban atestados de gente que salían y entraban para comprar té, etc. No sé si habéis visto la película Slumdog Millionaire (os la recomiendo), en una parte de ella aparece la vida que rodea a las estaciones de tren en India y cuando vi esta película me recordó al 100% aquellas horas en la estación de Agra. Con los billetes en la mano (Rajú nos los dio el primer día) intentaba descifrar los paneles que venían en indi y en inglés (no me fiaba mucho de que el porteador nos dejase tirados, aunque cómo aun no le había dado dinero imaginaba que vendría a avisarnos y así fue) y así supe que el tren llegaba con retraso.  Cuando aprenda a colgar videos prometo poner el video que hice de la estación india.

Nosotros teníamos billete para el tren cama 2A (segunda clase con aire acondicionado). El viaje en tren fue toda una experiencia que nunca olvidaremos. El tren, como ya intuíamos al ver pasar otros, era del año de María Castaña, estaba todo destartalado  y no estaba muy lustroso; pero fue una aventura divertida cruzar la India en este transporte. Teníamos reservadas dos literas en una habitación de 4, nuestros compañeros de viaje eran dos señores indios que tenían pinta de comerciantes o algo así, con el pelo pintado de rojo (parece que a los hombres indios no les gustan mucho las canas y se pintan el pelo con un tono rojo no excesivamente favorecedor), vestían de forma occidental pero llevaban unos anillos y collares de oro con unos pedruscos enormes. No fueron muy habladores, parecía que estaban cansados y todo el tiempo iban intentando dormir. Habíamos leído en los foros que era recomendable llevar alguna cadena o candado para atar las maletas, pero mi amigo nos dijo que no era necesario, nosotros lo dudamos pero al final las llevamos y atamos las maletas con un candado a la zona baja de las literas (no sé si esto era necesario ya que el tren y las estaciones estaban escoltadas por militares con metralletas: pero por si acaso no nos apetecía nada un robo a esas alturas). Las literas tenían sábanas, pero como yo no estaba segura de la limpieza de las mismas me había traído de casa unas sábanas finitas que usamos. Por la mañana ya pudimos admirar por las ventanillas el paisaje lleno de plantaciones de plataneras y la vida de las estaciones por las que pasábamos (entraba y salía gente vendiendo té, plátanos, bocadillos, dulces....). Pasamos toda la noche de camino y llegamos a Varanasi con tres horas de retraso a las 11:30 de la mañana. No dormimos demasiado pero recomiendo este viaje no por la comodidad y la limpieza del transporte; sino por la experiencia de la situación. 


Etapa 7: UTTAR PRADESH II: El sagrado Ganges

Día 13: Varanasi

Llegamos en tren a la ciudad de Siva, Varanasi (Benarés), uno de los lugares más sagrados el país por estar bañada por el río de la muerte y la vida, el Ganges (o Ganga como ellos le llaman, ya que se refieren a él como la diosa Ganga).
La estación de tren a las 11:30 de la mañana era un hervidero de gente que subía y bajaba por los pasos elevados entre los diferentes andenes cargados de maletas y mercancías. Podríamos decir que la estación sevillana de Santa Justa era un enclave futurista si la comparamos con esta, parecía que habíamos retrocedido un siglo y estábamos sumergidos en una escena de una película de la India colonial. En la entrada nos estaba esperando Mr Arthur, el delegado en Varanasi de Travel India. Nos dio la bienvenida a la ciudad y se prestó para resolvernos cualquier duda.

El hotel en el que nos alojamos se llamaba Meradan Grand y a pesar de ser un cinco estrellas y venir catalogado en la Lonely Planet como un hotel de lujo, la estancia en el mismo se nos hizo un poco incómoda debido a la alta concentración de humedad que había en el ambiente (hasta las sábanas parecía que estaban mojadas).

Almorzamos en el mismo hotel y decidimos dormir un poco la siesta ya que por la noche habíamos dormido poco. Quedamos en que nos pasasen a recoger a primera hora de la tarde y a esa hora estaba puntual esperándonos el taxista que nos acompañaría toda nuestra estancia en Varanasi. Era un señor mayor  estupendo, todo lo bueno que hablemos de este señor es poco, era sencillo, amable, servicial, simpático, atento... Ya estábamos un poco cansados de la suciedad, la pobreza, el regateo, el acoso de los vendedores, los charlatanes...en fin, de todo lo que ya os he explicado que os puede saturar de la India; y conocer a este señor en ese momento nos dio una inyección de tolerancia y simpatía hacia el pueblo indio. No recordamos su nombre porque aunque nos lo dijo cien veces no había manera de que lo aprendiésemos a pronunciar. En fin este señor era todo un ejemplo de persona campechana y simpática de esas que te puedes encontrar en cualquier lugar del planeta (por ello no soy amiga de las generalizaciones y de los tópicos).

Después de dar una vuelta en coche por la ciudad lo que más nos llamó la atención desde el principio era la cantidad de coches con cadáveres por todos lados (se veían los coches normales con el cadáver encima liado en hojas de platanera), con razón esta es la ciudad a la que el pueblo indio desea ir a morir. Fuimos a conocer la zona más sagrada de la ciudad, los Ghats, escaleras que se sumergen en las aguas sagradas en la orilla occidental del Ganges. No me imaginaba que el Ganges fuese un río tan ancho, todo alrededor de este río purificador está dispuesto en esta orilla occidental, la orilla oriental yo diría que se encentra a kilómetros de distancia y por lo que se ve de ella, carece de construcciones (sólo se ve vegetación). Foto Ghats:
Antes de llegar a estas escalinatas sagradas, ya sorprenden las calles y callejones aledaños. Están llenos de pequeños templos, puestos de flores, santones y niños aprendices de sacerdote. En esta foto podéis ver uno de estos puestos y los adornos de las calles (son pimientos secos que los ponen colgados para dar suerte).
En estas escalinatas puedes encontrar de todo: turistas, señores locales leyendo el periódico o charlando con amigos, altares de ceremonia, suciedad, sacerdotes orando, animales, gente desvistiéndose en pleno baño ceremonial, en algunas zonas crematorios con hogueras...Fue todo un espectáculo pasar un rato sentados observando todo lo que sucedía a nuestro alrededor. Teníamos concertado en el tour un paseo en barca al atardecer y al amanecer al día siguiente; así que nos montamos en nuestra barca y fuimos observando todo lo que sucedía en los diferentes Ghats. Creo que una imagen vale más que mil palabras:



Durante el trayecto en barca pasamos cerca de los crematorios, el olor como sabes lo que se está quemando no es que sea una sensación muy agradable. No soy aprensiva para los temas relacionados con la muerte, pero la verdad es que me parecía una falta de respeto tan siquiera intentar fotografiar los rituales y es algo a lo que no presté atención con el objetivo. Sí pregunté y mucho, sobre todo lo relacionado con este ritual. Me llamaron la atención varias cosas, una de ellas es que se pueden tirar al Ganges las cenizas de todos a excepción de la de los niños menores de 15 años, los leprosos, los que han muerto por la picadura de una cobra (por lo visto es muy frecuente morir de esto en época de monzón donde abundan las cobras en el campo) y las mujeres que mueren embarazadas o con la regla. A estas personas se les lía en hojas de platanera y se les tira así(sin quemar) al río (por ello dicen las guías que si ves algo flotando no dejes correr mucho tu imaginación y mejor mires para otro lado...). Fuimos paseando en la barcaza hasta que calló la noche sobre nosotros.
La sensación que tuvimos ese día al contemplar esas imágenes no era la que esperábamos. Yo lo imaginaba todo más rodeado de espiritualidad, la cual no advertí por ningún lado, es más, pregunté por un ritual que estaban haciendo al anochecer en un ghats, delante del cual nos pararon un rato con la barca y me contestaron que era un ritual que llevaba una semana en funcionamiento, es decir, que era más una pantomima para los turistas que una ceremonia sagrada... Pero bueno, al amanecer sí vi imágenes más interesantes alrededor del río y de sus aguas (después pongo las imágenes). Foto del ritual (se ve poco porque el alumbrado público en india es escaso):
Después de esto, ya de noche, le dijimos a nuestro amigo el taxista que nos llevase a comprar caramelos indios (hay una especie de lagrimitas verdes y una azúcar cristalizada que ponían en todos los restaurantes con el café, que nos llamaba la atención comprar), pero que nos llevase a tiendas normales donde comprasen ellos y así hizo, nos llevó por callecitas donde no había turistas y compramos nuestros dulces (los compramos empaquetados, no a granel).

Fuimos a cenar a un sitio que recomendaba la Lonely Planet llamado “Bread of Life Bakery”, una especie de cafetería con unas tartas muy ricas donde también ponen algunos platos sencillos para cenar. Como ya estábamos un poco cansados de la comida india (aunque es buena queríamos cambiar de sabores), pedimos unos fideos chinos que aún recuerdo por lo buenísimos que estaban.

Día 14: Varanasi y vuelo a Delhi

Madre mía, el despertador sonó a las 4:30 de la mañana y aunque lo dudamos al final no fuimos perezosos y nos levantamos para contemplar un amanecer sobre las aguas del Ganges. Una vez allí, en la barca, contemplando el sol como se reflejaba en las aguas de este río sagrado mientras la gente se sumergía en sus aguas purificadoras, descubres lo afortunado que eres de poder vivir una experiencia así a tantísimos kilómetros de tu casa. Llevábamos ya dos semanas en la India y en ese momento nos sentimos felices y orgullosos de haber podido vivir esta aventura tan enriquecedora, pensamos “ya somos auténticos viajeros”.


Al igual que antes las imágenes superan a las palabras... Aquí podéis observar las meditaciones, los baños rituales...





Tras volver al hotel para desayunar, nos pasamos toda la mañana visitando la Universidad, sus jardines y una innumerable cantidad de templos, todos ellos muy coloridos y bonitos. No os pongo imágenes porque de esta zona no tengo nada escrito en mis apuntes y ahora no sé localizar a ciencia cierta cada foto con cada templo. Lo más reseñable de la mañana fue una anécdota que casi hace que me tenga que quedar en la India ingresada, ¡qué susto! , en la entrada de uno de los templos había una cantidad tremenda de monos (en esta ciudad hay monos por todos lados) y mi marido tuvo la brillante idea de señalarme y decirme “mira que monito bebé más gracioso”, yo simplemente lo miré un segundo con cara de ternura (de esas de “ainnnss que mono”, nunca mejor dicho, ja,ja,ja...), en esa décima de segundo su madre se me abalanzó enseñándome los dientes desde un árbol vecino, menos mal que un señor se acercó con un palo y le dio un garrotazo al mono que lo dejó frito cuando estaba a menos de una cuarta de mi cara, sino creo que el mono me habría hecho picadillo la cara a mordiscos.  Del susto me mareé y me tuve que sentar en el escalón del templo (si el mono sólo me hubiese hecho un leve rasguño ya me hubiese dado el día, porque en todos lados leí que estos animales te podían transmitir la rabia y por tanto, hubiese tenido que ir a un centro sanitario). Me encantan los animales, pero desde ese momento los monos no me hacen ni pizquita de gracia...Os pongo algunas fotos de los templos budistas:

A las 5 de la tarde teníamos el vuelo reservado hasta Delhi, aunque esto también estaba incluido en el precio, antes del viaje me dio por indagar y descubrí que en la India operan compañías de bajo coste en las que sale muy barato volar (por lo que os lo que recomiendo). El aeropuerto de Varanasi es pequeñísimo, más que un aeropuerto parece una estación de autobuses, por lo que su funcionamiento es facilísimo. No recuerdo cuanto tiempo duró el vuelo (creo recordar que un par de horas, pero no estoy segura). Durante el recorrido, que fue muy cómodo, nos obsequiaron con bebida y un sándwich de cortesía.

Y así llegamos hasta Delhi,  pero esto ya es otra etapa...

Etapa 8: DELHI

Seguimos en el día 14: Delhi

No os podéis imaginar nuestra alegría cuando al sobrevolar Delhi empezamos a ver detalles de la vida occidental, las simples manzanas de bloques de pisos, las grandes avenidas o las aceras, nos pusieron contentísimos. Tras dos semanas de estar inmersos en un ambiente totalmente distinto al nuestro (de suciedad y dejadez), los simples detalles del orden en la civilización, que en otras circunstancias veríamos tan cotidianos, ahora se nos hacían fantásticos.

Al recoger las maletas facturadas nos recogió de nuevo un taxista de Travel India que nos llevó al hotel. Delhi es una ciudad de tráfico caótico con unas mezclas un poco exageradas de detalles modernos (neones, imponentes edificios...) como corresponde a la gran ciudad que es, pero también de aspectos que nos sumergen en la pobreza extrema (sistemas de transporte precarios, niños harapientos mendigando..).

El hotel se encontraba en la zona de la Vieja Delhi, donde este tipo de contrastes que os menciono se ven más presentes. Su nombre era Grand Godwin y no era muy grande pero estaba bastante bien. El restaurante del mismo se encuentra en la azotea y puedes cenar al aire libre.

Esa noche decidimos salir a dar un paseo por las inmediaciones del hotel buscando un ambiente más cosmopolita, pero nuestra desilusión se hizo patente nada más cruzar la primera esquina. Todo era más de lo mismo, suciedad, desorden, pobreza, acoso de la gente que te paraba a cada paso para embaucarte con algo. El primer día esto nos habría llamado mucho la atención pero pasadas ya dos semanas en este ambiente nuestras mentes occidentales y nuestros cuerpos cansados anhelaban orden, orden y más orden...ja,ja,ja.

Día 15: Delhi

Tras el desayuno,a las 10 de la mañana nos recogería el taxista para iniciar nuestra visita a la ciudad de Delhi. Éste también sería un largo día agotador, debido a que a esa hora dejaríamos el hotel y ya no tendríamos lugar donde descansar y todo nuestro equipaje permanecería en el maletero del taxi hasta por la noche, que era cuando salía nuestro vuelo de regreso.

Nuestra visita a la ciudad no sería muy interesante por un motivo fundamental, era lunes y tanto el fuerte rojo como todos los museos estaban cerrados. La verdad es que la visita al fuerte nos daba un poco igual porque ya habíamos visto muchas fortalezas los días anteriores. Pero me dio especial pena perderme el Gandhi Smiriti, el lugar donde Gandhi fue asesinado y que hoy día contiene un museo. En su lugar iniciamos la visita del Raj Gat, un bonito parque donde se encuentra la plataforma cuadrada de mármol negro que indica el punto donde Mahatma Gandhi fue incinerado. Hay una especie de caminitos que rodean al monumento conmemorativo con placas explicativas que hacen la visita muy emotiva.
Después visitaríamos la Rajpath, una enorme avenida construida ya en la parte nueva, Nueva Delhi, en la época colonial. En el extremo oriental de la avenida se encuentra la colosal Puerta de la India, un arco conmemorativo de 42 metros de altura, que homenajea a los 90000 soldados muertos en la Segunda Guerra Mundial, en las campañas de la frontera noroccidental y en las guerras anglo-afganas. Lo que impresiona de esa zona es que a pesar de tener unas avenidas enormes, no existen pasos de peatones, para decidirnos a cruzar con la cantidad de tráfico que había estuvimos un buen rato y al final lo hicimos detrás de unos escolares que tuvieron más valentía (o más costumbre) que nosotros.
 En el extremo occidental de la avenida se encuentran los tres edificios coloniales imponentes que conforman la residencia oficial del presidente indio y los edificios de los secretariados. Todo está rodeado de preciosos jardines. Es la única zona de la ciudad que da sensación de orden.
Aquí otra vez tuvimos que usar nuestros dotes de “diplomacia” para entendernos con el taxista. Le dijimos que queríamos ir a un mercado y este ni corto ni perezoso nos llevó de nuevo a una macro tienda de esas para engañar guiris. De buenas maneras le dijimos de nuevo, que no, que queríamos ir al mercado de la ciudad vieja y nos dijo que no, que estaba muy lejos, era peligroso y no podía aparcar; así que nos llevó a otro e idem de lo mismo...Ya nos empezamos a poner serios y le dijimos que nos llevase al mercado que le pedíamos y otra vez que si esto que si lo otro...Así que mi marido se cansó, le pidió el móvil (que desde el principio pusieron a nuestra disposición para aclarar dudas) y llamó de nuevo a Rajú explicándole el tema. Una de as personas de su oficina habló con el conductor y le dijo que nos llevase al mercado de la Vieja Delhi y que si no había aparcamiento nos dejase allí y a una hora determinada nos recogiese. La verdad es que eso de tener vía directa con una persona civilizada que  aclaraba y mediaba en todo, era una gran ventaja. Así que el taxista ya persuadido a la fuerza, nos dejó en el mercado y esta resultó ser una visita fantástica. Durante cuatro horas estuvimos metidos por callejones, bazares, tiendas. Lo que más ilusión nos hizo fue ver una tienda moderna (estilo a un Rodilla o algo así) llena de todos los dulces y comida que vendían en los puestos callejeros. Nos hizo mucha ilusión porque durante todo el viaje nos quedábamos embobados delante de estos tenderetes, ya que la comida olía genial, pero claro, no era plan de probarla porque todo siempre estaba mugriento. Y en esta tienda/cafetería encontramos todos esos productos en vitrinas limpias y ordenadas; y nos pusimos las botas probando todos los dulces tradicionales .

El mercado es precioso, tiene un sinfín de callecitas, me llamó mucho la atención una que estaba llena de puestos únicamente de cintas y abalorios (preciosa). Había mucha gente y tenías que pasar por callejones muy estrechos por lo que ir con la cámara en la mano no nos parecía muy recomendable, por ello no tengo fotos. La zona de las telas también era muy colorida y era muy curioso ver como los grupos de mujeres acompañaban a la que imagino sería la novia para comprar las telas del sari rojo de la ceremonia de marimonio en las tiendas especializadas (el Pronovias indio) y todo el aguar. Nos encontramos con un desfile en una de las calles y grabamos en video todo el jolgorio de carrozas, disfraces, música...

Compré un trozo de tela de seda que el momento me lo dividieron y cosieron en 3 pañuelos individuales; así como pegatinas para la frente (puntos rojos, esmeralditas...).Con ese punto pegado en la frente, por su puesto llegué a mi casa en el regreso y a mi madre le hizo mucha gracia verme aparecer así.

Cerca de esa zona hay un templo de los sijs. Los sijs, son los típico indios que vemos con el turbante, la barba larga y una ropa característica. Me llamó la atención conocer su historia y saber que no son hindúes, sino que pertenecen a la religión llamada sijismo, con la creencia en un único dios y en las enseñanzas de los diez gurús, recogidas en el libro sagrado de los sijes, el Gurú Granth Sahib. El sijismo combina el monoteísmo estricto (de origen musulmán) con tradiciones hindúes. Descarta el sistema de castas y se creó como una fusión del hinduismo y del islam para evitar disputas, pero su historia está colmada de enfrentamientos con ambas religiones. La historia de la India está manchada con sangre de dichos enfrentamientos, en 1980 hubo varios movimientos independentista liderados por sijs, así que la primera ministra Indira Gandhi envió al ejercito a ocupar el Templo dorado de Amritsar (lugar sagrado de los sijs) para desalojar a un grupo de militantes nacionalistas sijs, y que finalizó con la Operación Estrella Azul en la que se bombardeó el templo en el que se habían refugiado los rebeldes, intervención que provocó más de 500 muertos. Este hecho desencadenó que en 1984 Indira Gandhi muriese asesinada por dos de sus guardaespaldas sijs. Esto no se quedó así y las represalias de los ciudadanos no tardaron en aparecer, muriendo millares de sijs en todo el país en manos de vecinos hindúes que se tomaron la justicia por su mano. Desde el momento que os montéis en el avión con destino a la India empezareis a ver sijs con sus barbas largas (no se cortan el pelo y la barba), a sus hijos con una especie de moñito (no llevan turbante pero llevan una especie de recogido raro como con una cinta negra) y dependiendo de la zona que visitéis (en el Punyab es donde más hay) los veréis por todos lados  (policías, militares, empresarios, dependientes...todos con el turbante característico). Por ello me parecía interesante contaros su historia.

Almorzamos en un Mc Donals, ¿porqué? Pues porque había visto anunciado el menú indio (en la India la mayoría son vegetarianos) y me hizo gracia probar este menú que la empresa había hecho para adaptarse al mercado local. Se llamaba Mc Aloo y se trataba de una hamburguesa de patata con una salsa especiada. Ja,ja,ja que curioso, pero la verdad es que estaba bueno.

Antes de irnos le dije al taxista que me dejase en una iglesia católica a poder ser de la congregación de la Madre Teresa de Calcuta. Allí preguntamos por el párroco (un señor que hablaba algo de portugués), al cual le dimos todas las medicinas que llevábamos (soy un poco hipocondríaca cuando viajo a países con sistemas sanitarios precarios, por ello en mi maleta llevaba casi un mini hospital y me sabía mal llevarme de vuelta todo eso para casa).

Para hacer tiempo, ya que el vuelo no salía hasta media noche, paseamos un rato por el parque de Neru, observando a las familias y a los deportistas que lo transitaban como en cualquier ciudad del mundo.

Llegamos al aeropuerto con demasiada antelación y ojo con esto. No te dejan entrar en el edificio hasta dos horas antes de la salida de tu vuelo (hay que presentar para acceder al edificio la tarjeta de embarque). Así que nos tocó ir a un edificio anexo que lo tienen como sala de espera, pero cual fue nuestra sorpresa al comprobar que para entrar en este edificio hay que pagar 30 rupias. Pues nada, ya nos veíamos esperando tirados en la calle porque habíamos gastado todas las rupias, no aceptaban euros y te hacían cambiarlos en un puesto de al lado donde te cambiaban a un precio abusivo y nunca menos de 40 euros. Que enfado pillamos, ¿cómo se puede pedir dinero para esperar en un aeropuerto y encima querer estafarte con el cambio? Menos mal que en plena discusión con el de la taquilla pasaron dos chicos españoles majísimos que nos dieron las 60 rupias (un euro) sin ni siquiera pedírselas (¡gracias amigos compatriotas!!).

Hemos visitado ya algunos países y alguno de ellos con fama sobrada de estrictos en el tema de tránsito aeroportuario (como USA o Cuba); pero sin lugar a dudas donde más medidas de seguridad en los aeropuertos hemos advertido ha sido en la India. A parte de limitarnos el tiempo de estancia en el recinto, de hacernos rellenar un sin fin de formularios, de revisarnos todo el equipaje y de que unos cuantos de militares nos pidiesen la documentación en varias ocasiones; antes de entrar en el avión nos volvieron a revisar todo el equipaje de mano en un especie de mesas montadas en los túneles que llevaban al avión. Imagino que la tensión política con Pakistan, país vecino con el que se llevan fatal y los atentados que idean tanto unos como otros; justifican todas estas medidas.

Día 16: Final de viaje y despedida

Tras pasar toda la noche en el avión durmiendo como bebés, llegamos a la terminal 4 del aeropuerto londinense de Heathrow al amanecer, de ahí cogimos un bus interno gratuito hasta la terminal 5 y nos volvieron a hacer pasar los controles de seguridad. Una vez dentro teníamos por delante 8 largas horas que pasamos durmiendo, tonteando y almorzando por fín comida occidental ¿y qué hay más occidental que la comida basura?, pues eso, que almorzamos en el ya conocido por nosotros restaurante Giraffe dos enormes hamburguesas con coca cola.

Una vez en Málaga al esperar las maletas por la cinta nos decepcionamos un poco al ver que las nuestras no salían y en ese momento un Guardia Civil muy amable que se percató de nuestra mala cara (y creo que de mi punto rojo en la frente, ja,ja,ja...), nos preguntó que de donde veníamos, porque si veníamos de un país de fuera de la UE, nuestras maletas estarían en la aduana y saldrían por otro lado y así fue.Ya aliviados recogimos nuestro equipaje y fuimos a dar abrazos y besos a nuestros familiares que nos esperaban.

Cuando salí de la terminal y varios días después me los pasé alegrándome por las cosas más idiotas que os podáis imaginar, por ver papeleras, por poder beber agua del grifo, por sentarme a tomar una cervecilla en un bar limpio... Y es que no hay nada mejor que salir fuera para valorar las pequeñas cosas que te rodean.

Muchísimas gracias a todos por leer mi relato. Espero que os ayude a organizar vuestro viaje a la India y para los que no estáis planeando hacer un itinerario por estas tierras, al menos espero que os haya ayudado a conocer un poco mejor este exótico país.

Como dije desde un principio este viaje no es para todos los gustos y durante el mismo pasamos momentos de ilusión, sorpresa, emoción y también de desesperación. Pero hoy en día recordamos todas las anécdotas con muchísima alegría y lo que aprendimos de la India nos acompañará para siempre en nuestra memoria. Y tanto es así, que ahora, en fechas navideñas, en el Portal de Belén que pongo todos los años en mi casa no falta la figurita llamada Najendra, mi indio encantador de serpientes:
¡Gracias a todos!!!!!!!!!!!!!!!!!

10 comentarios :

  1. ¡Qué bonito! Yo tengo que ir! Creo que es una experiencia muy viajera, aunque sea una vez en la vida.

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  2. Este es un diario para viajar con todos los sentidos. Gracias, guapa!!!

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  3. Gracias a vosotras!! Es un viaje muy diferente y e inolvidable

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  4. Nieves, te pongo el enlace de un blog que he encontrado de viajes con y sin niños
    http://www.quierovermundoblog.com/
    A ver que te parece

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  5. Gracias Beatriz!! le he echado un ojo y está muy bien. El diario de Tailandia está genial, con ayuda a ONG incluida. Que bien que la gente se anime a viajar con la familia a sitios más lejanos, a ver si pronto puedo imitarlos. Un beso!!

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  6. Con las ganas que tengo de ir a la India, te leo y me dan ganas de comprar el billete mañana mismo, lástima que no pueda ser. Mientras voy y no, me leo diarios tan estupendos como este y veo y reveo las estupendas fotos una y otra vez. Gracias por compartir esta experiencia viajera tan intensa. Un besote.

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  7. Pues yo este año te veo en Asia ;)

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  8. Enhorabuena por tu blog, me encantó !!
    Un saludo de tu nuevo seguidor :)
    www.franviajando.blogspot.com

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  9. Para vivir más intensamente estos viajes a lugares de tanto contraste cultural respecto a la cultura nativa del viajante, se recomienda hacer y practicar las costumbres más intrínsecas del país de destino. Por ejemplo, ´tanto la Indica como china se consideran las cunas donde nació la pipa de agua, más conocida como shisha en España. Fumar con gente local esta pipa puede crear momentos dignos de recordar.

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